La felicidad no es ningún lujo

El libro es una mezcla de lo que piensa el Dalai Lama sobre diferentes cuestiones con las reflexiones personales y científicas de Howard C. Cutler sobre las mismas. Cuando Cutler empezó a trabajar el libro estaba empapado de determinadas creencias derivadas de su trasfondo científico y occidental, como por ejemplo, que la felicidad fuese un misterio y que lo máximo a que podemos aspirar es a evitar la desgracia. El Dalai Lama le convenció que la felicidad no es ningún lujo sino el propósito mismo de nuestras existencias. Le indicó, además, que hay un camino concreto que nos lleva a la felicidad. Primero tenemos que identificar los factores que invariablemente nos conducen al sufrimiento y aquellos que nos conducen a la felicidad. Luego, tenemos que empezar a eliminar los factores que causan sufrimiento y a cultivar aquellos que traen felicidad. El punto más sorprendente a propósito de la felicidad es que su logro es científico y exige disciplina.
dot La felicidad tiene varios niveles. Según el Budismo hay cuatro factores: la riqueza, la satisfacción mundana, la espiritualidad y la iluminación que crean la totalidad de la búsqueda individual de la felicidad. Una buena salud y un círculo de amigos íntimos son también factores importantes pero la puerta a todas ellas está en nuestro estado mental.
dot Una vía directa a la felicidad es cultivar el afecto y la conexión con otros seres humanos. Busca siempre lo que tienes en común con los demás y nunca te sentirás solo.
dot Aunque parezcan muy poderosas las emociones y los estados mentales negativos no tienen fundamento en la realidad. Todas las emociones si se practican regularmente aumentan de tamaño. Se sugiere que cultivemos de continuo lo positivo. Todas las buenas costumbres empiezan siendo pequeñas pero los beneficios finales que producen son muy grandes.
dot Un estado mental positivo no solamente es bueno para tí sino que beneficia a todos aquellos que entran en contacto contigo y así cambia literalmente el mundo.
dot Actuar de forma sana en lugar de hacerlo de forma insana no es una cuestión religiosa o moral sino que representa la diferencia concreta entre la felicidad y la infelicidad.
dot No confundas la felicidad con el placer.
dot La felicidad es algo que se desarrolla a lo largo del tiempo.
dot Con el tiempo tienes que intentar eliminar las emociones negativas especialmente la ira y el odio y sustituirlas por la tolerancia y la paciencia.
dot Sugiere que la naturaleza fundamental del ser humano es amable.
dot La compasión es útil. Solamente si vemos y sentimos desde el punto de vista de los demás seremos realmente capaces de establecer vínculos profundos con ellos.
dot Nunca estar solo. El antídoto a la soledad consiste en estar preparados a conectarnos con cualquiera.
dot Distingue entre el amor basado en el apego y el amor basado en la compasión.
dot Si no logras cultivar la compasión, que es la habilidad de sentir el sufrimiento de los demás, perderás el sentimiento de pertenencia a la raza humana que es una fuente constante de calor y de inspiración.
Dalai LAMA y Howard C. CUTLER en «El arte de la felicidad».

 

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¿Cómo ser feliz?

Csikszentmihalyi ante la pregunta de por qué es más difícil ser feliz responde que lo es porque el universo no fue hecho para nuestra felicidad. Las religiones y las mitologías han sido creadas para proporcionarnos algo de seguridad ante este hecho pero el conocimiento de primera mano revela su verdad cruelmente una y otra vez. Afirma que es mejor concebir el universo en términos de orden y caos (entropía). El hecho de que un ser humano saludable encuentre agradable el orden nos da una pista sobre su valor intrínseco y sobre su papel en la creación de la felicidad. Llevar el orden a la consciencia, controlar la mente es entonces una llave hacia la felicidad. El autor empezó su investigación en base a la pregunta ¿cuándo está la gente más feliz? El resultado fue que los mejores momentos no acontecían por azar según el capricho de los eventos exteriores sino que podían ser razonablemente previstos en relación al desarrollo de determinadas actividades. Las actividades de valor más elevado que al ser emprendidas eliminan las preocupaciones o los pensamientos relacionados con cualquier otro asunto fueron definidas como experiencias óptimas o simplemente fluir. Tú y yo podemos reconocer nuestras experiencias de flujo por una simple característica: son aquellas que parecen parar el tiempo. Paras de actuar y simplemente actúas. La lección de la experiencia óptima es que estamos genuinamente felices mientras tenemos el control.
La investigación del autor descubrió algo fascinante sobre la experiencia del fluir y es que tras cada experiencia una persona se convierte en algo más que la persona que era anteriormente. Cada elemento que se absorbe así como cada perfeccionamiento de una habilidad ensanchan la personalidad y le otorgan un orden superior conformando un individuo cada vez más extraordinario. Eso explica por qué las experiencias del fluir pueden resultar adictivas porque la vida sin ellas parece estática, aburrida y falta de significado. La felicidad y el sentimiento de propósito pueden incrementarse sencillamente haciendo más de lo que nos gusta hacer. Resume que el sentido de la vida es todo aquello que tiene sentido para mí.
Con el incremento de la prosperidad, si una mayor parte de la población se empeña en hacer lo que más ama, toda nuestra actitud hacia el tiempo acabará cambiando. El tiempo dejaría de estar dividido por los modelos productivos de una cultura industrial con su estricta segregación entre trabajo y ocio. El tiempo sería determinado por nuestra actitud individual y subjetiva hacia la actividad concreta en la que estamos empeñados discriminando entre las actividades que inducen el fluir y las que no lo hacen.
Mihaly CSIKSZENTMIHALYI en «Fluir».

 

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¿Cómo ver un presagio?

Santiago es un pastor y a diferencia de sus padres sabe leer y quiere viajar. Un día se va a la ciudad para vender las ovejas y se encuentra con un vagabundo y una gitana. Ellos le animan a seguir sus presagios y abandonar el mundo que conoce. La gitana le señala las pirámides de Egipto y le dice que allí encontrará un tesoro. Lo vende todo y se sube a un barco. Desde luego, la desgracia se cierne pronto sobre él y toma la forma de un ladrón que le roba todos sus ahorros en Tánger. Santiago no se viene abajo y en él despierta un sentimiento más noble. Tiene la seguridad de saber que está en el camino correcto. Se repite a sí mismo todo el rato lo que se le dijo en el mercado antes de partir: «Cuando quieres algo, el universo entero conspira para que lo obtengas».
Una creencia maravillosa y un gran apoyo para quien se embarca en un proyecto importante. La conspiración del universo es un reflejo de tu determinación para hacer que algo acontezca. Coelho advierte que los sueños tienen un precio pero no seguir los sueños también tiene su precio. Se elija lo que se elija en la vida siempre habrá dificultades pero es mejor tener problemas que al menos tengan que ver con lo que estás intentando conseguir. Si no es así, las dificultades serán meras insidias, es decir, un revés tras otro. Los seguidores de sueños tienen una responsabilidad mayor: manejar su propia libertad. Esto puede no parecer un precio elevado pero exige un cierto nivel de consciencia al que muchos no estamos acostumbrados. Aconseja que hay que dejar de creer en la mayor de las mentiras que es que no podemos controlar nuestro destino. Él dice que sí se puede hacer pero sólo si se es capaz de leer los presagios lo que se vuelve posible cuando empezamos a ver el mundo como una sola cosa. El mundo puede ser leído como si fuera un libro pero no lo entenderemos nunca si llevamos una existencia cerrada, autocomplaciente y poco dispuesta a arriesgar.
El alquimista resulta notable porque es una historia de amor que renuncia a la idea de que el amor romántico debe ser el centro de tu vida. Cada persona tiene un destino que seguir y eso existe independientemente de los demás. Es la cosa que harías o que serías aunque tuvieras todo el amor y el dinero del mundo. El tesoro que busca Santiago es naturalmente el símbolo de su sueño o destino personal pero él renuncia fácilmente a buscarlo cuando encuentra a la mujer de sus sueños en un oasis del desierto. El alquimista que se cruza en el desierto le dice que el amor de la novia del oasis se demostrará verdadero sólo si ella está dispuesta a ayudar en la búsqueda del tesoro. El dilema de Santiago es el conflicto entre el amor y los sueños personales. Demasiadas veces creemos que una relación amorosa es lo que le da sentido a nuestra vida pero la obsesión con la pareja romántica puede desconectarnos de una vida más relacionada con el resto del mundo. ¿Y qué pasa con las exigencias del corazón? Coelho responde que vivas tu vida alrededor del sueño y descubrirás que hay más corazón en tu vida de lo que puedas entender ahora.
Paulo COELHO en «El alquimista».

 

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