¿Y si acabaras sentenciado en un campo de concentración?

La esposa, el padre, la madre y el hermano de Viktor Frankl murieron en los campos de concentración de Alemania. Sólo su hermana sobrevivió. Soportaron un hambre, un frío y una brutalidad extremas primero en Auschwitz y luego en Dachau. El mismo Frankl estuvo bajo la amenaza constante de acabar en una cámara de gas. Perdió todas sus pertenencias físicas en el primer día del campo y fue forzado a entregar un manuscrito científico que él consideraba su obra maestra de su vida. La suya es sin duda una de esas historias que justifican que la vida ya no tiene sentido y que la mejor opción que nos queda es el suicidio. Tras haber sido hundido y humillado hasta los abismos de la humanidad emergió envuelto de optimismo. Su razonamiento es que incluso en las circunstancias más terribles las personas siguen teniendo la libertad de elegir como interpretan sus circunstancias y de crear un sentido a partir de ellas.
Una de las citas favoritas de Frankl es de Nietzsche: «Aquel que tiene una razón para vivir puede aguantar casi cualquier cosa». Los puntos importantes de este libro es entender y procurar hacer un recuento de los pensamientos que le dieron a Frankl la fuerza para seguir viviendo. Las imágenes mentales de su esposa le proporcionaban la única luz en los días oscuros del campo de concentración. Hay una escena muy hermosa en la que él piensa en ella con tal intensidad que una bandada de pájaros dando brincos en un montículo cercano le parece la encarnación viviente de la esposa. También se imaginaba a sí mismo en una sala de conferencias contando a la gente lo que no debería pasar nunca. En esto resultó profético. También le ayudaba el deseo de volver a escribir las anotaciones que recordaba de su manuscrito perdido. Al hombre que había perdido la esperanza se le reconocía porque se fumaba los últimos cigarrillos. Esos hombres habían decidido que la vida ya no tenía nada más que ofrecerles. A Frankl esta idea le parecía una equivocación terrible. No estamos aquí para juzgar la vida según nuestras expectativas y por lo que nos ha traído. Tenemos que encontrar la valentía para encontrar qué espera de nosotros la vida día tras día. Nuestra tarea no consiste en la mera supervivencia sino en encontrar una verdad específica para nosotros y para nuestra situación algo que sea capaz de guiarnos. A veces esa verdad solo puede revelársenos en el peor de los sufrimientos.
Lo extraordinario de la experiencia de Frankl es que lo obligaron a poner en práctica las ideas sobre las que, antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, él había estado teorizando. La teoría y la práctica se convirtieron en lo que luego se ha conocido por logoterapia. Mientras que el psicoanálisis requiere la introspección y la concentración en uno mismo la logoterapia intenta sacar a la persona de sí misma y ver su vida en una perspectiva más amplia. El psicoanálisis se centra en la voluntad de placer y la psicología de Adler en la voluntad del poder mientras que la logoterapia considera que la fuerza más primaria de la motivación en los seres humanos es la voluntad de sentido.
La logoterapia afirma que la salud mental surge cuando aprendemos cómo llenar el hueco entre lo que somos y lo que podemos llegar a ser. La persona moderna tiene una libertad casi excesiva ante sí. Ya no vivimos por medio de los instintos y la tradición tampoco nos sirve de guía. Esto da lugar al vacío existencial en el que la voluntad de sentido se ve frustrada e intenta compensarse con el deseo de dinero, de sexo, de distracciones e incluso de violencia. No estamos abiertos a las diferentes fuentes de sentido tales como: crear una obra o cumplir una misión, experimentar algo o encontrar a alguien y la actitud que adoptamos ante el sufrimiento que no se puede evitar.
Frankl dice que la felicidad no es algo que podamos perseguir directamente. define la felicidad como un efecto colateral del hecho de olvidarnos de nosotros mismos y sumergirnos en una tarea que absorba toda nuestra imaginación y todo nuestro talento. La experiencia es una alternativa legítima a las metas de una sociedad basada en el éxito. Para la búsqueda de un sentido a nuestras vidas Frankl dice que lo que no tiene sentido es no satisfacer nuestro potencial no la vida en sí que pueda no tenerlo por ser algo pasajero.
Viktor FRANKL en «El hombre en busca de sentido».

 

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Una mujer saludable se parece mucho a un lobo

El libro cuenta varias viejas historias de tradiciones ancestrales. Me centraré en el comentario de la mujer esqueleto porque me atrae al coincidir la historia con mi situación personal actual.
Érase una vez un solitario pescador del Ártico que un día pensó que había pescado un pez gordo que le permitiría dejar de pescar durante un tiempo. Se entusiasmó mucho cuando sintió los fuertes tirones en sus redes pero quedó asombrado cuando vio que lo que había sacado era el esqueleto de una mujer. La mujer había sido arrojada por el acantilado por su padre. Pasmado ante su presa el pescador intntó devolverla al mar pero el esqueleto cobró algo de vida y le siguió hasta su igloo. Entonces el pescador sintió algo de pena y la limpió y dejó que descansara antes de caer dormido él también. Durante la noche la mujer esqueleto vio que salía una lágrima de los ojos del hombre y bebió todas sus lágrimas porque estaba sedienta. Durante la noche cogió el corazón del pescador y lo utilizó para volver a la vida y recuperar su carne y su sangre. Cuando volvió a ser persona se deslizó hacia su saco de dormir. Desde entonces a la pareja nunca les faltó comida gracias a la ayuda de las criaturas marinas que conoció la mujer cuando estaba en el fondo del mar.
La interpretación de la autora es la de una metáfora de las relaciones. Cuando estamos solteros buscamos a alguien que sea lo bastante amoroso o rico para que, al igual que el pescador, no tengamos que salir de caza durante un tiempo. Buscamos simplemente una inyección de vitalidad en nuestras existencias que nos resulte placentero y divertido. Sin embargo, cuando observamos bien lo que hemos sacado del mar puede que queramos tirarla de vuelta al mar igual que le pasó al pescador. Es entonces cuando nos damos cuenta de que nos hemos metido en algo mucho más complejo de lo que creíamos y que las cosas se están poniendo serias. La otra persona deja de ser divertida y se convierte en la mujer esqueleto, en el horror de sentar cabeza, de los compromisos a largo plazo, de los altibajos de la edad o del final de la vida física. Puede que tengamos suerte y el esqueleto no acepte nuestro rechazo, bien al contrario, nos perseguirá hasta casa. Con el tiempo nos daremos cuenta de que ese ser tiene mucho que ofrecernos, que es atractivo a pesar de ser espantoso y por alguna razón desearemos hacer algo para esta persona. A cambio de nuestra compasión ese ser nos proporciona abundancia y la extrae de cosas y de fuentes cuya existencia ni siquiera sospechábamos.
Clarissa Pinkola ESTÉS en «Mujeres que corren con los lobos».

 

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Lo bueno si breve, tres veces bueno

Es un libro bien bien cortito de leer y va en plan superconcentrado y supongo que será por el tipo de sociedad que tenemos de todo rapidez y brevedad que sus ideas han tenido una influencia incalculable. Es un libro clave para entender el actual individualismo americano y su transfondo aparece en muchos libros actuales de autoayuda. Pienso que es un gran filósofo y sabio de nuestra cultura occidental. Dice que el anhelo de satisfacer nuestro potencial ha sido siempre parte de la naturaleza humana pero hoy en día es algo que consideramos justo y posible y no ya un deseo irrealizable. Según Emerson la confianza en uno mismo es algo más que la imagen de una familia norteamericana que labra su futuro en territorios fronterizos. El autor admira la capacidad de salir adelante sin ayuda y disfrutaba mucho de la naturaleza.
Emerson creía que era cosa de necios intentar reformar y mejorar el mundo, incluso dedicándose a las buenas causas, sin haber encontrado antes nuestro propio lugar en el mundo. A este respecto, tiene la bonita cita:
«Todos los hombres se llenan la boca con la mejora de la sociedad y ningún hombre se mejora a sí mismo».
Este es el camino que escoge la mayoría que se contenta con seguir el programa de la sociedad a cambio de una cierta posición y de unas condiciones materiales razonables. Aunque no paremos de proclamar que queremos romper todos los límites en realidad vivimos cómodamente en el conformismo. Si no pudiéramos autoexaminarnos y reconocer nuestra vocación serviríamos de bien poco. Sin consciencia nos veríamos rápidamente amoldados a los cánones de una sociedad que no se preocupa por la belleza y la libertad individuales. Pero, ¿por qué debemos preocuparnos por la libertad? Solemos contar con cosas como el sexo, el éxito en el trabajo, la comida e incluso con ir de compras para sentirnos realmente vivos. Emerson vio a través del velo de lo exterior y reconoció que son los dominios interiores los que revelan las verdaderas riquezas, la paz y el poder. La única defensa válida contra el conformismo idiotizante es descubrir y recorrer el camino de la unicidad. Nuestro deber último no es hacia nuestra familia, nuestro trabajo, nuestro país sino solamente hacia aquello que estamos llamados a hacer o a ser. Demasiado a menudo el deber esconde una falta de responsabilidad en elegir un camino único.
La filosofía de Emerson está muy influída por las religiones orientales cuando comenta que la vida está llena de ilusiones y de falsos vínculos que nos impiden reunirnos con lo que es eterno e inmutable. Por medio del conocimiento de nuestros propios procesos de pensamiento podemos purificar las nieblas del autoengaño y de la falsa ilusión lo que hoy en día se llama el guión social que dirige nuestras vidas. Confiar en nosotros mismos significa no aceptar nunca las creencias de los demás sin antes comprobarlas. La manera de alcanzar la verdadera consciencia es a través del pensamiento meditativo que en lugar de encerrar el conocimiento en compartimentos aspira a abrirse para recibir la sabiduría plena e inmutable. A este conocimiento primario le llama intuición mientras que a todos los saberes posteriores los consideraba meras instrucciones. El pensamiento meditativo nos pone en contacto con las fuerzas y leyes universales nos conduce a maneras de ser y de hacer que resultan intrínsecamente correctas y exitosas.
Emerson cree que la felicidad es algo que en última instancia generamos nosotros mismos y termina ….
«Una victoria política, un aumento de las ganancias, la curación de un enfermo querido o el regreso de un amigo ausente o cualquier otro suceso favorable te levanta el espíritu y crees que se preparan días buenos para tí. Nada puede traerte la paz excepto tú mismo. Nada puede traerte la paz excepto el triunfo de los principios».
Ralph Waldo EMERSON en «Confía en tí mismo».

 

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