La idea de una imagen del alma tiene una larga historia en la mayoría de las culturas pero la psicología y la psiquiatría contemporáneas la ignoran por completo. Imagen, carácter, destino, genio, vocación, daimon, alma: todas estas palabras son palabras mayores, como admite Hillman y hoy en día tenemos un poco de miedo en utilizarlas pero esto no disminuye su realidad. Amamos el romance y la ficción pero no nos aplicamos suficientemente los ideales o las historias románticas a nosotros mismos. Dejamos de ser una creación y nos parecemos más a un resultado en el que la vida queda reducida al juego entre la genética y el ambiente. Otra manera por la que restringimos nuestras existencias es nuestra manera de ver el tiempo o las causas y los efectos.
La infancia se entiende mejor en términos de la imagen con la que nacemos y de cómo ésta interactúa con el ambiente en el que nos encontramos. Desde la perspectiva de este Daimon la unión de nuestros padres es el resultado de nuestra necesidad. El daimon elige el ovario y el esperma así como sus portadores llamados padres. Hillman sugiere que así se explican los matrimonios imposibles, las concepciones rápidas y las deserciones repentinas que constituyen las historias de muchos de nuestros padres. Afirma que tenemos que confiar en la capacidad del mundo para proveernos y para revelarnos amorosamente sus misterios.
El daimon se manifiesta en el amor provocando obsesiones y tormentos de agonía romántica que desafían la lógica de la biología evolutiva. Gemelos idénticos separados en el momento del nacimiento a menudo acaban por utilizar el mismo perfume o por fumar la misma marca de cigarrillos pero en elegir a su compañero, que es una decisión clave, puede que haya grandes diferencias. Te enamoras porque tu imaginación está encendida. Cuando se libera la imaginación incluso los gemelos idénticos se ven liberados de su igualdad.
El libro se vuelva muy interesante cuando trata del enemigo del amor: la mala semilla. Lo peor es cuando una mala semilla está injerta en una personalidad que no le contrapone ninguna resistencia. A partir de una sola semilla podemos ver como se puede fascinar a millones de personas llevándolas a un estado demoníaco colectivo. Para ello, pone como ejemplo el caso de Adolf Hitler o de psicópatas modernos que hechizan a sus víctimas. esto no quiere sugerir de ninguna manera que las terribles acciones que surgen de una mala semilla sean justificadas. Estudiar la mente criminal en términos de daimon/bellota nos ofrece una mayor comprensión de ella respecto a la idea convencional del mal. Lo que convierte la semilla en demoníaca es una obsesión específica pero su propósito último es la gloria. Vivimos en una cultura de inocencia que desprecia a la oscuridad.
Tras dedicar su libro al análisis de las vidas de los famosos estudia la cuestión de la mediocridad. ¿Puede haber un daimon mediocre? Su respuesta es que no existen almas mediocres. Es una verdad que se refleja en la sabiduría popular. Decimos que alguien tiene un alma hermosa, un alma herida, un alma profunda o un alma de niño pero nunca decimos que la gente tiene un alma de clase media, normal o regular. Al autor no le sorprende en absoluto que las personas que consideramos estrellas o famosas encuentren tantas dificultades y tanto sufrimiento en la vida. La imagen de sí mismos que les devuelve el público es ilusoria y es inevitable que conduzcan a dramáticas recaídas aen la realidad. Los giros y las complicaciones de nuestras vidas a lo mejor no son tan extremos como los de los famosos pero puede que tengan un efecto positivo mayor. La vocación de cada uno se vuelve una llamada a la honestidad más que al éxito, a ser cuidadosos y amorosos antes que a dedicarnos a alcanzar el triunfo. En esta definición la vida se convierte en la gran obra.
James HILLMAN en «El código del alma».
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