«Y, por fin, llegó el último dragón: cuando le conoces a él, el rey.
Agárrate la corona y que no te caigas con la emoción.
El rey te empujará a las mazmorras que aún te quedan por visitar, haciéndote mirar de frente los blindajes que hay en ellas. Sólo un verdadero rey te conminará a hacer esto, pues sabe en su psique que las reinas auténticas son valerosas. Las otras, las que se quedan en damiselas que aspiran a ser reinas, ni se atreven ni han visto el coraje en su vida.
Amar a un rey no es cualquier cosa: no finje, no miente, no espera, no manipula, no engaña, no tergiversa, no te dice lo que quieres oír sino lo que piensa o siente; va a su aire pero cuenta contigo, te hace preguntas directas pues quiere saber si la relación tiene posibilidades …. Igual deberías hacer tú.»
Rosetta FORNER en «La reina que dio calabazas al caballero de la armadura oxidada«.