¿Quien tiene un amigo tiene un tesoro?

Hace años leí el Tratado de amistad de Cicerón. Y recuerdo que hablaba de tres grados.
El primer grado de amistad es el que se establece con quien te conviene llevarte bien: un taxista, el vecino de la plaza de garaje o tu jefe.
El segundo grado de amistad es el que se tiene con alguien por el beneficio que obtienes de esa relación: el amigo que te hace sentir bien, el amigo que te ayuda, el que te consuela o con el que te diviertes.
Y el tercer grado es el que se alcanza cuando se quiere a alguien con independencia del «beneficio» que se obtiene de esa amistad. Es un grado de amor puro y desinteresado, en el que no se espera nada a cambio, sino que se quiera a la otra persona por lo que es y tal como es, sin condiciones, y se le desea lo mejor, en el mejor de los sentidos.
«Los próximos 30 años» por Álvaro GONZÁLEZ-ALORDA.

 

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Hoy no me puedo levantar …..

«¿Sabes cuántas veces un bebé de 13 meses se levanta después de caer cuando está intentando aprender a caminar? ¿Lo sabes? Más de 85 veces en un solo día. Al final del día, llega papá a casa y dice: ¡El niño ya sabe caminar! Lo que no sabe el padre es que, antes de conseguirlo, lo ha intentado más de 85 veces. El bebé ha sido positivo (de un modo innato, natural) y se ha levantado (ha superado la dificultad de caerse) y lo ha vuelto a intentar una y otra y otra vez …. ¡hasta conseguirlo! Todos tenemos esta capacidad de levantarnos ante las dificultades. Solo necesitamos entrenarla, practicarla. Nada más.»
Raimon SOLÀ. «Cómo ser feliz cada día. Pequeño manual de inteligencia esencial.»

 

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El dragón del rey

«Y, por fin, llegó el último dragón: cuando le conoces a él, el rey.
Agárrate la corona y que no te caigas con la emoción.
El rey te empujará a las mazmorras que aún te quedan por visitar, haciéndote mirar de frente los blindajes que hay en ellas. Sólo un verdadero rey te conminará a hacer esto, pues sabe en su psique que las reinas auténticas son valerosas. Las otras, las que se quedan en damiselas que aspiran a ser reinas, ni se atreven ni han visto el coraje en su vida.
Amar a un rey no es cualquier cosa: no finje, no miente, no espera, no manipula, no engaña, no tergiversa, no te dice lo que quieres oír sino lo que piensa o siente; va a su aire pero cuenta contigo, te hace preguntas directas pues quiere saber si la relación tiene posibilidades …. Igual deberías hacer tú.»
Rosetta FORNER en «La reina que dio calabazas al caballero de la armadura oxidada«.