Aprender a decir no

¿Qué significa el yo esencial? La suya es la voz serena que te pedirá que bailes al compás de tu propio tambor mientras que a tí te gustaría hacerlo junto con los demás. El yo social es la voz que puede haber determinado la mayoría de las decisiones de tu vida, te ha proporcionado habilidades y conexiones y es básicamente responsable. Mucha gente toma como modelo a su yo social, pero, quien quiera llevar una vida plena debería hacer lo contrario: poner al mundo su yo esencial y dejar que el yo social haga lo que es necesario en la práctica para llegar hasta donde quiere llegar. Dice Beck que todo lo que nos causa estrés y esfuerzo, aunque pueda parecer que valga la pena, probablemente no forma parte de nuestra verdadera trayectoria. Cuando, por el contrario, encuentras que algo te aporta felicidad y que, al parecer, puedes hacerlo con facilidad, lo que se llama no-acción en la filosofía oriental, es probable que se encuentre muy cerca de tu estrella polar. Lo que parece un fracaso inexplicable tal vez esté, a largo plazo, en consonancia con sus verdaderos deseos. Uno de los aspectos más vitales para recobrar tu yo esencial consiste en aprender a decir no. Tu cuerpo y tu mente por suerte te dirán cuando el yo esencial ha sido ignorado ya sea por medio de una enfermedad, de pérdidas de memoria, de rabia retenida, de apatía, de lapsus freudianos o de alguna forma de adicción. Escucha tu cuerpo …… Por el contrario, estar en armonía con tu estrella polar te hará recobrar tu vitalidad como la que tenías en tu infancia. Empezarás a quererte de nuevo, a recordar hechos con facilidad, a preocuparte más por tu salud y a ser más alegre con los demás. A los que te rodean acaso esta búsqueda de tu verdadero propósito les parezca egoísta pero ¿de veras preferirían vivir con las consecuencias de mantener esto enterrado?
Beck dice que recordemos siempre que el yo social está siempre programado para evitar el peligro aunque éste sea tal vez una ilusión. Por otra parte, si sigues tus sueños desarrollarás una relación nueva y positiva con el miedo.
Martha BECK en «Encuentre su propia estrella polar».

 

la ayuda que proporciona la autoayuda te puede ayudar

 

Si quiero ….. puedo

Collier guía al lector a través de un paisaje mental de tres niveles: la mente consciente, subconsciente y la supraconsciente.
La parte consciente de nuestra mente la consideramos como nuestro yo, pero sólo representa una pequeña parte de la mente. La gente con éxito tiene una buena relación entre esa parte y su subconsciente, a la que dirigen para crear cosas para ellos y solucionar sus problemas. La parte subconsciente del cerebro sabe cómo hacer un millón de cosas perfectamente y las hará si la dejamos. El subconsciente es moralmente neutral y muy abierto a la sugestión. Si le proporcionamos al subconsciente pensamientos e imágenes de plenitud y éxito, trabajará para convertirlos en realidad. Si le damos pensamientos negativos creará circunstancias negativas. Collier sugiere que el sentimiento que a veces tenemos de estar siendo guiados hacia cosas mejores o lejos de las malas es de hecho una función de la mente supraconsciente. Dice, que si se le pide ayuda, acudirá en breve.
Collier señala que una vez hemos conseguido un objetivo es más probable que volvamos a conseguir otro porque ahora ya lo tenemos en nuestro interior para tener éxito. En otra analogía, sugiere que cuando deseamos algo con fuerza y creemos que lo conseguiremos hace que se ponga en movimiento un remolino mental que se traga las cosas, la gente y las circunstancias necesarias para permitir su realización.
Collier implacablemente va al fondo de lo que realmente significan conceptos como voluntad, deseo y ambición y como pueden ser utilizados. Lo básico de su pensamiento es que el éxito debe verse en la vida a través de imágenes que le den fuerza. Cualquier cosa hecha en el mundo real, dice Colliet, debe verse en la vida a través de imágenes que den fuerza, es por este motivo por el que ve tan importante la visualización.
«Poca gente sabe lo que quiere» (Colliet).
Robert COLLIER en «El secreto de las edades».

El dragón del rey

«Y, por fin, llegó el último dragón: cuando le conoces a él, el rey.
Agárrate la corona y que no te caigas con la emoción.
El rey te empujará a las mazmorras que aún te quedan por visitar, haciéndote mirar de frente los blindajes que hay en ellas. Sólo un verdadero rey te conminará a hacer esto, pues sabe en su psique que las reinas auténticas son valerosas. Las otras, las que se quedan en damiselas que aspiran a ser reinas, ni se atreven ni han visto el coraje en su vida.
Amar a un rey no es cualquier cosa: no finje, no miente, no espera, no manipula, no engaña, no tergiversa, no te dice lo que quieres oír sino lo que piensa o siente; va a su aire pero cuenta contigo, te hace preguntas directas pues quiere saber si la relación tiene posibilidades …. Igual deberías hacer tú.»
Rosetta FORNER en «La reina que dio calabazas al caballero de la armadura oxidada«.