El más invernal de todos: Bessiberri Sud (3034 m)

Una excursión realizada el 31 de octubre de 1977.

Pasar las Ferias de Girona en la montaña resultó una prueba más de este ambiente singularmente sencillo y compacto que hace tiempo que respiramos: por la altura conseguida, por los recuerdos de dos de la expedición y por la canal a la colladeta dels Estanys siempre interesante.
El equipo lo formábamos:
«PK» el jefe de la expedición.
«Gerald Ford» la cola de la cordada.
«Miquipa» la cabeza de la cordada.
«Robert Stack» el joven Rébuffat.
«EO» el chico de las chirucas … ¡ai! quina por (qué miedo).
«el Kimbal» el rey de la intuición.
«Vivo» en su primera gran excursión.
«Llusipú» el estímulo de la excursión …

Finalmente, describiremos brevemente el gran éxito conseguido en el Besiberri Sur. Detalles de la excursión los hubo y muchos: encontramos un piolet, un gorro, un ovni … Hay muchas anécdotas pero el Gerald es el encargado de describirlas.
Pondremos algunos ejemplos … Mientras Robert Stack hace prácticas a lo Rébuffat … Miquipa tira la cuerda y baja a Llusipú … ¿Quien lo paró? ¡Oh! … ¡Pues EO! Y el Gerald Fort apretó bien el piolo en el hielo … Mientras, el Kimbal se las apaña como puede sólo y le da al Vivo un palo … Y como es de suponer después de todas estas peripecias conseguimos la cumbre quedando ya ésta vencida a pesar de que hace un viento tan fuerte como seco ….. y tal y tal y tal … y así todo el rato.

© PK y traducido al castellano por Miquel J. Pavón i Besalú. Año 2.002.

El poder de la perseverancia ….

«Cuando yo era pequeña y vivía en Hong Kong, era habitual oír la fábula del Anciano y la Montaña. Es una historia sobre el valor de ceñirse a una misión.
En una pequeña aldea de China, un anciano y su familia vivían en una casita que daba a una enorme montaña. Su familia había vivido allí durante generaciones. El pueblo experimentaba con frecuencia temporadas de sequía y escasez porque la montaña impedía que la lluvia y el Sol llegaran a sus tierras. Un día, el anciano decidió que ya no podía vivir con esa montaña y la amenaza constante de pasar hambre. No quería que eso fuera un problema. Quería asegurarse de que su familia no sufriera escasez y hambre por falta de alimentos.
De modo que el anciano empezó a trabajar. Todos los días viajaba con sus cestos hasta el pie de la montaña, los llenaba de polvo y suciedad, recorría el pequeño sendero hasta el claro que había detrás de su casa, y vaciaba el cesto. Era una tarea ardua, calurosa y extenuante, pero cuando se comprometió con ella la llevaba a cabo al cien por cien. Su familia le ayudó. Todos los días, después de acabar su trabajo en los campos, llenaban sus cestos de la tierra de la montaña, y la llevaban hasta detrás de su casita, donde la vaciaban a diario.
Poco después, los vecinos del pueblo se dieron cuenta de lo que estaban haciendo y acudieron en su ayuda. No escatimaron en palabras: ‘¡Estás loco!’, le decían. ‘Esta montaña es enorme. Necesitarás varias vidas para moverla’. El anciano asintió con la cabeza. ‘Es cierto, no veré cómo cambia de sitio en esta vida, y mis hijos y nietos tampoco. Pero algún día, mi familia habrá conseguido dejar la montaña tras de sí.’
La moraleja de esta historia es que, si la causa merece la pena, compensa llevarla a cabo. Los desafíos no deberían detenerte. Céntrate en tu objetivo y algún día recibirás tu recompensa. No desistas y trabaja al máximo de tus posibilidades. Alcanzarás tu sueño.»
Marilyn TAM en «Cómo utilizar lo que tienes para conseguir lo que quieres».

 

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