Turisteando por los Alpes y coleccionando cumbres

Me gusta la montaña y tengo un hijo adolescente que me pide marcha. Está claro que no es cuestión de meterlo en una cara norte de los Alpes. Pero tampoco es cuestión de intentar muchos de los cuatromiles porque aún y ser catalogados de PD, o poco difícil, sé por experiencia que en estas rutas uno ya debe agarrar todos los trastos de faena y no es plan. Una pregunta que me hago yo, y supongo que muchos más, es si se puede llegar a poder hacer algo facilillo y de paso uno conocer un poco más los preciocismos que nos tiene reservada la Madre Tierra para los que son de corazón predispuesto para ello. Así que nada me agarré mis viejas guías de los Alpes y las repasé de arriba a abajo. Después de unos días de trabajo he llegado a la conclusión que lo más fácil y asequible de los top 4000 podrían ser los siguientes:
dot En el italiano valle de Aosta: el Gran Paradiso (4061 m). Se trata de una excursión larga, un pedazo pateo, porque hay un total de más de 8 horas de subida y otras tantas de bajada que se suelen hacer repartidas en dos días (con niños mejor dedicarle tres días) pero es accesible.
dot En los Alpes Berneses hay la gran atracción turística del tren que sube al Junfraujoch. Es impresionante. Desde allí hay dos cumbres realmente cercanas: el Jungfrau (4158 m) y el Mönch (4099 m) a las que se sube en unas 3-4 horas pero el problema está en la aclimatación y que no son cumbres del todo fáciles. Para colmo, tienen una estadística realmente alta de muertes. Los expertos recomiendan que una vez se ha subido arriba es mejor hacer una noche antes de subir. Mi experiencia me dice que si se está mal aclimatado se pasa una noche horrible y al día siguiente no queda más remedio que bajar.
dot En los Alpes Peninos hay otra gran atracción turística que es el funicular que deja en Metro-Alpin a casi 3500 metros donde hay un restaurante giratorio famoso por haber salido en muchas películas. Una pasada. Aquí la mejor opción es ir al Allalinhorn (4027 m) que está a unas dos horas y es fácil. Yo diría que es casi una de las mejores opciones de cumbre cuatromil fácil de todos los Alpes aclimatación aparte ….
dot En el macizo del Monte Rosa se consideran los cuatromiles más fáciles el Breithorn (4159 m) y el Bishorn (4159 m). Para ir al Breithhorn se puede subir con los telesféricos desde Zermatt hasta la estación de Klein Matterhorn que está a 3820 metros de altura. Para llegar a la cumbre hay que superar sólo 360 metros de desnivel que si se hacen a un ritmo normal se pueden hacer en algo menos de dos horas de subida. El camino suele estar muy marcado y concurrido. Suele ser necesario el uso de crampones en el último tramo, vigilar las grietas y andar con cuidado los días nublados porque el riesgo de perderse es alto. Para ir al Bishorn no hay dificultades técnicas de ninguna clase pero el pateo que hay para llegar al refugio Tracuit se las trae por lo largo que es. Ahora bien, una vez salimos del refugio en un par de horitas se llega bien a la cumbre.
dot En el macizo del Mont Blanc hay varias atracciones turísticas de primer orden. Seguramente la más increíble es la colección de funiculares con los que se puede cruzar de Francia a Italia pasando por las cumbres de l’Aiguille du Midi y la punta Helbronner volando por los aires a casi 4000 metros viendo cara a cara al Mont Blanc. Cuatromiles fáciles, lo que se dice fáciles, no los hay. Pero con un poco de experiencia alpina me atrevería a recomendar el Mont Blanc de Tacul (4248 m). Es empinado a más no poder sobretodo cuando se han de superar los séracs pero la gracia es que está a unas tres horas de la estación del telesférico de l’Aiguille du Midi. Eso sí, cuando yo salí del túnel con los trastos colgando dispuesto a ir al glaciar los turistas me pidieron permiso para hacerme una foto. Me dio una idea real de la estupidez generalizada y de lo que deben sentir esos famosos que estan a diario acosados por los paparazzis. Desde la punta Helbronner el cuatromil cercano es l’Aiguille de Rochefort pero yo me inclinaría más por recomendar ir a la Tour Ronde que es más fácil pero lo malo que tiene es que no llega a 4000.

¿Qué es un alud?

Un alud es el desprendimiento de una masa de nieve con unas dimensiones y recorrido variables que se pone en movimiento bajo la acción de la gravedad.
La formación de un alud depende de la naturaleza y perfil del terreno, la calidad de la nieve y la temperatura.
– Las superficies lisas, césped, losas o rocas pulidas son superficies propicias a los aludes por su carácter resbaladizo.
– Las pendientes convexas son más peligrosas que las pendientes cóncavas terminadas en llano. Asímismo, la inclinación permite la sustentación de una masa de nieve en función de su cohesión. Cuanto más vertical sea la ladera de la montaña más dura deberá ser la nieve.
– Las nieves más frescas y las nieves no adherentes son las más inestables.
– Cuando la temperatura se eleva la nieve se humedece y se hace más pesada lo que aumenta su inestabilidad. Por el contrario, el frío la estabiliza al entrecruzarse los cristales de hielo.
Las causas de desencadenamiento de un alud hay que buscarlas en la ruptura del equilibrio, mecánico o térmico (deshielo), entre las fuerzas que favorecen el movimiento como es el peso de la nieve y las que se le oponen como son la cohesión interna de la nieve, las fuerzas de rozamiento, las fuerzas de anclaje, etc. Las causas y situaciones en las que se rompe el equilibrio son muy variables y por tanto se pueden dar muchos tipos de alud.
Atendiendo a la calidad de la nieve que se podría definir por su temperatura, densidad y cohesión entre los granos se puede establecer una clasificación de los diferentes tipos de aludes.
El alud de nieve en polvo se produce durante o poco después de intensas nevadas con temperaturas inferiores a los -5 grados centígrados. Se dan en invierno y en pendientes muy pronunciadas. Son aludes que se generan cuando los copos de nieve se rompen y pierden cohesión, generalmente, por un fuerte viento y muy violento, el desplazamiento de aire de otro alud, una caída de una cornisa, unos bloques de piedras o un montañero. Se producen, por tanto, en el momento en que se ve caer la nieve de las ramas de los árboles y de los tendidos eléctricos. La nieve es seca, ligera y tiene una gran movilidad. Un violentísimo soplo lo precede. Son aludes muy rápidos y peligrosos por su gran poder destructivo incluso en la vertiente opuesta. Vuela en torbellinos.
El alud de nieve fresca húmeda es el típico alud de primavera aunque puede producirse durante el invierno siempre que la temperatura sea alta. Alud típico de los períodos de elevación de la temperatura al ser muy sensible a los efectos térmicos. Se origina en vertientes sobre todo las que están orientadas hacia el sur. La nieve al ser húmeda y pesada tiene un desplazamiento relativamente lento con un efecto aplastante a causa de su peso. Baja rodando y produce un desplazamiento de aire bastante potente. Al detenerse se endurece instantáneamente.
El alud de nieve mojada es sobre todo un alud de primavera que puede producirse durante el invierno en caso de lluvia. El Sol, el foehn, la lluvia y las contracciones de las heladas lo desencadenan. Es bastante previsible. Suele producirse siempre en el mismo lugar. Desciende con lentitud pero lo arrasa todo. Hay que evitar los couloirs pues es la ruta que suele elegir.
La nieve que forma el alud de placa tiene suficiente cohesión para romperse en grandes bloques. Se producen en vertientes abiertas y sobre todo en zonas con una forma convexa. Es un alud peligrosísimo por su carácter imprevisto. La placa está formada por nieve apretada superficialmente y que no se ha adherido a la capa inferior separándolas una capa de aire. Son sonoras y suenan a hueco si se golpean pues forman como una bóveda. Las más peligrosas son en invierno. Descienden deslizándose y por una rotura de su equilibrio por una causa mecánica. El viento es el responsable de la existencia de muchas de las sobreacumulaciones de nieve que pueden romperse dando lugar a un alud de placa de viento.
El alud de cornisa se produce principalmente en invierno y en primavera. En verano las cornisas son más estables aunque su equilibrio siempre es precario.
El alud de séracs se deben al simple desplazamiento natural de los glaciares y se producen a cualquier hora. Sólo cabe cruzar las zonas más expuestas con la mayor velocidad que nos sea posible.

Hacia un alpinismo del ser …..

¿Qué es lo que tiene que cambiar en el alpinismo para que pasemos del «alpinismo de conquista» del siglo pasado al «alpinismo del ser» del futuro?
En primer lugar tenemos que librarnos de la cumbre entendida como una posibilidad de posesión.
Esta puede ser como mucho el punto final. En tanto que prevalezca la opinión de que una montaña puede ser vencida, de que una cumbre puede ser adquirida, poseída de alguna manera al escalarla, seguiremos completamente atrapados en la fase de conquista del alpinismo y seremos esclavos de las cumbres. El Matterhorn ….. «Ya está hecho, listo». Así habla el conquistador que vive de los resultados palpables y no de las vivencias.
Pero tampoco podemos esperar que las montañas nos proporcionen el sentido de nuestra existencia.
Partiendo de esta base, el alpinismo alberga muchos estímulos capaces de hacernos personas conscientes de nuestra existencia: la obligación de ser uno mismo aquí y ahora, el despertar del yo subconsciente de la zona fronteriza y el reconocimiento de las propias limitaciones. Sólo la aceptación de que nada ni nadie excepto yo mismo le da sentido a mi vida, el reconocimiento de este vacío por lo tanto, es lo que me permite desarrollar una actividad libre. Y a este respecto yo entiendo mucho más la libertad como una oportunidad de ser yo mismo que como la posibilidad de hacer o dejar de hacer lo que quiera. El desarrollo de mi propia personalidad y la de mis semejantes se convierte en la meta de la existencia, de la vida y de todo lo que comporta. Quien ha aprendido a vivir y por lo tanto se ha visto confrontado con su propia nada, no puede matar a nadie. Para él son secundarios el poder, las cosas materiales, los ídolos y las ideologías. Su confianza en sí mismo, la consciencia de su propia identidad y con ella, también su seguridad, descansan sobre su creencia de lo que realmente es y puede hacer. Su capacidad para el pensamiento crítico no sólo se desarrolla a partir de la vida que le ha sido dada, también a partir de la muerte.
Reinhold MESSNER en «La zona de la muerte».