¿Cuándo hay que hacer la colada?

Un aspecto interesante del cambio es que llega de manera inesperada. No hay que fijarse si un acontecimiento es bueno o malo, piensa, en cambio, si puede representar un cambio importante en tu vida. Si el acontecimiento te parece de poca importancia, no te preocupes, puede que lo que ves sea solamente la punta del iceberg del cambio y que, por debajo, se estén produciendo transformaciones de orden psicológico. Puede ser útil observar el cambio en el contexto del entero camino de la vida.
Bridges esboza tres etapas de cambio:
dot Final. Antes de volver a empezar tienes que pasar por un final. En esta etapa puede que sintamos la necesidad de incumplir los compromisos de nuestra experiencia habitual. Nos puede surgir un sentimiento de desidentificación, es decir, no tenemos claro quiénes somos. Las viejas motivaciones han desaparecido. La etapa siguiente puede ser el desencanto en el que comprendemos que nuestra antigua manera de ver el mundo no era reflejo de la realidad. Esta puede ser la primera etapa del cambio pero también la última. Los finales, aunque a veces lo parezca, no provocan nuestro fin.
dot La zona neutra. En general, deseamos escapar cuanto antes de la incomodidad que sigue a la conmoción de un final. Sin embargo, ésta puede convertirse en una de las etapas más valiosas de tu vida: aunque te hayan hecho daño, estás preparado para considerar nuevas formas de ser y de actuar. Bridges tiene varias sugerencias para esta etapa: asegúrate que tienes tiempo para estar solo con el objeto de conectar con tus sueños y tus pensamientos, escribe un diario o tu autobiografía para escribir de nuevo la historia de tu vida y, por último, intenta descubrir qué es lo que realmente deseas y cuál es el propósito de tu vida.
La mayoría de los personajes importantes del pasado (San Pablo, Mahoma, Dante, Buda) vieron la necesidad de irse al monte o al desierto. Los seres humanos durante siglos se han retirado del mundo y siguen sintiendo la necesidad de hacerlo.
dot Nuevos comienzos. Los comienzos, a menudo, sólo se pueden ver de forma retrospectiva ya que mientras acontecen no parecen ser nada especial. Cuando estamos preparados para el cambio saldrán las oportunidades y será una época excitante. Conoceremos a una persona en una fiesta a la que no queríamos ir y acaba siendo nuestra esposa o abriremos un libro en casa de un amigo que nos transformará para siempre. Pero conviene mantener la calma y conservar al menos algo de continuidad con tu vida anterior. No te desanimes demasiado si las cosas no cambian tan rápido como esperabas mientras todavía sean frescas las intuiciones que tuviste durante la etapa del limbo.
Bridges recuerda el dicho Zen: «Tras la iluminación, toca hacer la colada«.
William BRIDGES en «Dirigiendo el cambio».

 

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El chorizo Revilla me maravilla

Resulta que ayer, como casi cada fin de semana, me estaba preparando un bocata de chorizo para irme de excursión. Estoy medio endormiscado y pensando a dónde ir. Finalmente, decido ir a atacar un monte que se me ha resistido tres veces y le voy a brindar un cuarto ataque en toda regla. Voy a ir solo para forzar la cumbre caso de que se me ponga la cosa mal.
Corto el pan. Lo unto de tomate. Le pongo la sal y luego el aceite. Abro la nevera. Cojo el paquete del chorizo que ya me lo han cortado a rodajas en la tienda y me dispongo a ponerlo en el pan. Supongo que es un acto ya casi reflejo … pero cuando se resiste el maldito plástico que hay a todo el alrededor uno instintintivamente suele llevarse la pieza a la boca y lo saca con la pericia de los dientes. De repente ……. me entra una risa imparable. Me llega a doler incluso el vientre de tanto reir. ¿Qué me ha pasado?
Pues que me acabo de acordar de una anécdota relacionada con este hecho. Os la cuento.
Resulta que hace unos años en Barcelona y en el bar de la Universidad uno tenía hambre y se me ocurrió que sería una buena idea ir a comerme un bocata al bar. Supongo que tod@s alguna vez habreis pedido un bocata de chorizo en algún bar al igual que yo. Pues ese día yo pedí uno también. En fin. Resulta que, normalmente, cuando uno pide un bocata de algún embutido en algún bar tiene una probabilidad bastante alta de que cuando te lo sirven venga el embutido con el maldito plástico incorporado. Luego al comerlo resulta que la cosa es de lo más engorrosa que un@ se pueda imaginar. Otras veces no. Te viene bien servido sin el plástico de marras y comerlo puede llegar a ser una verdadera delicia. Está visto que ese día iba a ser, seguramente, esa segunda opción. Pero resulta que casi sin querer me fijo en el chico que está haciendo los bocatas … y veo cómo quita el plástico del chorizo con los dientes … y pienso yo iluso de mí … mira se hace un bocata igual como el que he pedido yo …. pero … mayúscula sorpresa tengo cuando veo que una vez lo ha terminado … va … y me lo sirve a mí !!!!!! ¡Qué guarrerío! jejejejeje!
Con el tiempo he pensado que si esta vez lo he visto directamente cuántas veces habré comido un bocata hecho de la misma manera y al desconocerlo me lo he comido tan a gusto …………. y sabrosoooo …..
¡Por cierto! No os cuento ya cómo un día vi a una pizzera estornudando a todo meter sobre la pizza que luego se mandó con un mensaca a cualquiera de mis vecinos …. seguramente da el tema para otra opi …….

Conciencia o inconsciencia ????

«No estamos centrados. A veces nos sentimos centrados, pero son momentos en los que una situación nos hace conscientes. Si de pronto se produce una situación muy peligrosa, empezarás a sentir un centro dentro de tí, porque cuando estás en peligro te vuelves consciente. Si alguien va a matarte, en ese momento no puedes pensar; en ese momento no puedes seguir inconsciente. Toda tu energía está centrada, y ese momento se vuelve sólido. No puedes moverte hacia el pasado, no puedes moverte hacia el futuro …. este momento concreto se convierte en todo. Y entonces no solo eres consciente del asesino, sino que te haces consciente de tí mismo, el que va a ser asesinado. En ese sutil momento empiezas a sentir un centro en tu interior.
Por eso los deportes peligrosos tienen su atractivo. Pregúntale a alguien que haya subido a la cima del Gourishankar, del monte Everest. Cuando Hillary llegó allí por primera vez, debió de sentir de repente un centro. Y cuando alguien llegó por primera vez a la Luna, debió de experimentar una repentina sensación de centro. Por eso el peligro tiene su atractivo. Vas conduciendo un coche, cada vez a más velocidad, hasta que la velocidad se convierte en peligrosa. Entonces no puedes pensar; los pensamientos cesan. Entonces no puedes soñar. Entonces no puedes imaginar. Entonces el presente se vuelve sólido. En ese momento peligroso, cuando la muerte es posible a cada instante, te haces súbitamente consciente de un centro en tu interior. El peligro tiene atractivo únicamente porque en algunas situaciones peligrosas te sientes centrado.»
OSHO en «Conciencia, la clave para vivir en equilibrio».