En julio de 1.984 realizamos la travesía del circo de Tristaina en Andorra como podeis ver se ve un panorama muy sugerente … Es realmente recomendable.
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El Coronas y el Medio
(…) El primer día llegamos a Benasque y subimos a Vallhiverna. Joan y yo hicimos vivac, cosa muy recomendable, ya que vives más la montaña al pasar una noche bajo las estrellas, la Luna y preparándote mentalmente para la ascensión. Por la mañana a las cuatro nos levantamos. Hasta el glaciar vamos con PK y Cia.
Antes del collado de Coronas nos calzamos los crampones y cojemos los dos una canal muy helada y directa hacia la cumbre. Hielo, golpes fuertes de piolet para clavarlo en el hielo. A media canal me salta un crampón. Hacemos escalones y nos llegamos a la piedra. Luego, por una canal de piedra (I-II) llegamos a la cresta y al Coronas (3310 m). Por toda la cresta seguimos al pico del Medio sin ningún problema especial. Al pico del Medio (3345 m) llegamos a las doce del mediodía y comenzamos la cresta hacia la Punta Astorg. La cosa se complica mucho, pasamos gendarmes, pasos aéreos, brechas, pero la roca es buena … y empieza a subir la niebla. Vemos la vía del Maldito y del Astorg. Pero como se nos hace tarde tenemos que deshacer la cresta. Cuando estamos en el Coronas vamos como «borrachos» por la altura. Empezamos la bajada directa al glaciar del Aneto por piedra descompuesta y «esquiando» bajamos al collado de Coronas. (…)
Horarios: diana (4.00), salida de Vallhiverna (5.00), segundo Ibón de Coronas (7.00), canal de hielo cuando me salta el crampón (9.30), Coronas (10.40), salida del Coronas (11.10), Pico del Medio (12.00), gendarmes de la cresta (12.30), regreso al Pico del Medio (13.00), regreso al Coronas (13.10), salida del Coronas con niebla (13.20), en el Lago Coronado descansamos media hora y llegada al coche (16.30).
© Miquel J. Pavón i Besalú. Año 2.002
En las vacaciones navideñas: un invento para la posteridad
4 de enero de 1982.
Todo empezó un domingo por la mañana a las 8.30 allí estábamos todos con las mochilas preparados para ir a la estación de Chamartín. Hicimos unas cuantas bromas al señor de información y cojimos el tren. Al cabo de unas horas llegamos a Cercedilla. Esperamos todos un rato y luego subimos a un trenecillo que nos llevó al puerto de Navacerrada. En ese tren hacía mucho calor porque la calefacción la tenían al máximo.
Una vez llegamos al sitio buscamos las llaves. Pero, ¿qué pasa? Pues que las llaves se habían perdido o nos las habíamos olvidado en Madrid. No sabíamos qué hacer. Queríamos comer y teníamos frío. Pero nuestro héroe Carlos P. resulta que al apoyarse en una ventana simplemente se le abrió inesperadamente. Pablo L-P. se coló dentro y se dirigió a la puerta para intentarla abrir pero no lo logró de ninguna forma al estar cerrada totalmente. Lo que sí pudo hacer fue abrir el marco de la ventana para que pudiéramos entrar todos por ella. Pasamos todos, comimos y nos fuimos a jugar con los trineos. La diversión duró toda la tarde. Por la noche nos metimos en la casa, siempre por la ventana, encendimos fuego y cenamos. Después de la tertulia nos introducimos en los sacos y nos dormimos.
A la mañana siguiente nos separamos. Unos se fueron a trinear y nosotros (Miguel J., Chema L-P., José Mª C. y yo) nos fuimos a subir la Bola del Mundo por la vertiente de Navacerrada. Comimos en la cima. Por cierto, nos costó mucho trabajo la ascensión al estar la nieve muy helada y tuvimos que hacer nosotros mismos escalones con el piolet. Bajamos a Valdesquí haciendo «Barriga-Plast». Es una técnica inventada por nosotros para el descenso de las montañas. Consiste en tumbarse boca abajo, se dirije la dirección con los brazos, se frena con los pies y se coje velocidad al deslizarse por el hielo. Altamente recomendable por lo increíblemente divertido que es.
Por la carretera llegamos a Cotos. Una vez estamos en la estación como faltaba una hora para que llegara el primer tren decidimos bajar andando hasta el puerto. Dos horas más tarde nos contábamos los dos grupos lo bien que nos lo habíamos pasado. Volvimos a colarnos en la casa por la ventana y esta noche ya no fue tan difícil conciliar el sueño.
El martes trineamos un poco y con el trenecillo bajamos a Cercedilla. Luego ya con un tren de verdad fuimos de Cercedilla a Madrid. Llegamos por la tarde.
Espero que os haya gustado la historia. No os durmais. Quiero llegar a ser periodista. Adiós.
Nota del webmaster MJ: Quique cuando me escribió esta historia tenía once años …
© Enrique Abad Martínez. Año 2.002.