Piz Bernina (4049 m)

dot Situación: El Piz Bernina (4049 m) es un cuatromil de los Alpes que está aislado y está en los Alpes Orientales concretamente en la región de la Romanche frontera entre Suiza e Italia formando un gran macizo. La cumbre se sitúa en lo más alto de los valles laterales de Engladina, entre Samedán y el collado de Bernina.
dot Aproximación: Se accede normalmente desde la población suiza de Pontresina (1777 m) que está bien comunicado con trenes y autobuses.
dot Foto: En ella se pueden ver las vertientes norte del Piz Bernina y del Piz Scerscen (a la derecha) vistos desde la cumbre del Piz Morteratsch y la arista que se ve en primer plano al Piz Bernina es la espectacular y bella Biancograt.
dot Ruta normal: La Spallgrat va por la arista sur. Es de II grado (PD). Se sale del refugio Marco e Rosa y hay unos 450 metros de desnivel que se hacen en unas 3 horas. Es una escalada mixta equipada con cables hasta el comienzo y luego la ruta va por una arista de nieve expuesta. Aunque es la más fácil suele ser menos concurrida que la Biancograt por su larga aproximación hasta el refugio Marco e Rosa. Ello la hace una excursión ideal para el esquí.
dot Otras rutas:
Biancograt. AD (III) en algunos tramos y II. Inclinación unos 45 grados. Unas 7 horas desde el refugio Tschierva a la cumbre del Piz Alv, 1 hora para cruzar al Piz Bernina en condiciones normales y unas 2 horas para descender por la Spallgrat hasta el refugio Marco e Rosa. Hay unos 1500 metros de desnivel. Es una escalada mixta con roca y una larga arista de nieve. La ruta va por una inmaculada cuchilla de nieve que se considera una de las más bellas aristas de los Alpes.
Arista Este. PD (II). Unas 3 horas desde el refugio Marco e Rosa. Hay unos 450 metros de desnivel. Terreno mixto. Suele ser una alternativa muy común a la Spallgrat.
Cara Noreste. AD+. Inclinación unos 55 grados. Unas 12 horas desde el pie de vía. Unos 1300 metros de desnivel. De las cuatro peligrosas aproximaciones a la parte superior de esta pared sólo aconsejan ir por el corredor Gurgel. Es obligatoria una aproximación nocturna. La parte superior puede alcanzarse desde la arista este.
dot Refugios y puntos de partida: camping Plauns a 3,5 km de Morteratsch, hotel Morteratsch (1869 m), refugio Tschierva (2573 m), refugio Marco e Rosa de Marchi (3599 m), cabaña Boval (2495 m) y refugio Diavolezza (2973 m).
dot GPS (WGS84): 32T 569831 5136936.
dot Mapa: Piz Bernina (núm. 1277). Suisstopo 1/25000.

Hacia un alpinismo del ser …..

¿Qué es lo que tiene que cambiar en el alpinismo para que pasemos del «alpinismo de conquista» del siglo pasado al «alpinismo del ser» del futuro?
En primer lugar tenemos que librarnos de la cumbre entendida como una posibilidad de posesión.
Esta puede ser como mucho el punto final. En tanto que prevalezca la opinión de que una montaña puede ser vencida, de que una cumbre puede ser adquirida, poseída de alguna manera al escalarla, seguiremos completamente atrapados en la fase de conquista del alpinismo y seremos esclavos de las cumbres. El Matterhorn ….. «Ya está hecho, listo». Así habla el conquistador que vive de los resultados palpables y no de las vivencias.
Pero tampoco podemos esperar que las montañas nos proporcionen el sentido de nuestra existencia.
Partiendo de esta base, el alpinismo alberga muchos estímulos capaces de hacernos personas conscientes de nuestra existencia: la obligación de ser uno mismo aquí y ahora, el despertar del yo subconsciente de la zona fronteriza y el reconocimiento de las propias limitaciones. Sólo la aceptación de que nada ni nadie excepto yo mismo le da sentido a mi vida, el reconocimiento de este vacío por lo tanto, es lo que me permite desarrollar una actividad libre. Y a este respecto yo entiendo mucho más la libertad como una oportunidad de ser yo mismo que como la posibilidad de hacer o dejar de hacer lo que quiera. El desarrollo de mi propia personalidad y la de mis semejantes se convierte en la meta de la existencia, de la vida y de todo lo que comporta. Quien ha aprendido a vivir y por lo tanto se ha visto confrontado con su propia nada, no puede matar a nadie. Para él son secundarios el poder, las cosas materiales, los ídolos y las ideologías. Su confianza en sí mismo, la consciencia de su propia identidad y con ella, también su seguridad, descansan sobre su creencia de lo que realmente es y puede hacer. Su capacidad para el pensamiento crítico no sólo se desarrolla a partir de la vida que le ha sido dada, también a partir de la muerte.
Reinhold MESSNER en «La zona de la muerte».

Alpinistas versus drogadictos

¿Es posible que realmente exista una estrecha relación entre el estado en que uno se encuentra en el límite de la zona de la muerte y la embriaguez producida por las drogas? Hay científicos, como por ejemplo el profesor Solomon Snyder de la universidad John-Hopkins de Baltimore, USA, que afirman que el sistema nervioso de las personas expuestas a situaciones límite produce unas sustancias similares a la morfina que amortiguan el dolor y provocan alucinaciones y sentimientos de felicidad.
Estos opiáceos que produce nuestro cerebro para sí mismo también provocarían la adicción. ¿Es por tanto el alpinismo una suerte de adicción a causa de que su práctica hace sintetizar a las personas unas sustancias equiparables a las drogas? ¿Serían impensables estas «subidas» naturales sin los opiáceos que produce el cuerpo? No lo sé. Sólo sé por propia experiencia que los que buscan el peligro vuelven a escalar montañas una y otra vez como si se encontraran en un estado de adicción física, y que muchos necesitan emprender recorridos aún más difíciles – unas dosis mayores por lo tanto.
Ya que los adictos a las drogas pueden tener realmente experiencias similares a las de los escaladores a gran altitud – salir fuera del propio yo, ruidos parecidos a la música, ausencia de cualquier temor – la anterior teoría queda reforzada. Pero también la falta de oxígeno y el exceso de dióxido de carbono pueden producir apariciones visionarias de ese tipo.
Todas esas explicaciones ya se trate de algo «manufacturado» por la Naturaleza – incremento en la producción de hormonas como reacción ante una situación límite, síntesis de opiáceos en el propio cuerpo para amortiguar el dolor o para incrementar el placer – o únicamente de «alucinaciones», desde mi punto de vista no son suficientes para equiparar el «high natural» con el artificial. Creo que entre estos dos tipos de experiencias existen diferencias fundamentales. No se trata sólo de que el «high natural» no requiera el empleo de sustancias destructivas, sino que éste produce siempre un efecto liberador que amplía la consciencia. Por el contrario, en el caso de la embriaguez inducida por medio de drogas, se busca un asalto inmediato al subconsciente, y el despertar, si es que éste llega a producirse, resulta mucho más deprimente y la alineación es más fuerte que antes. Estos dos «highs» conducen ciertamente a otros estadios de consciencia, y en este sentido la experiencia de la zona de la muerte es, al igual que la iluminación por medio de las drogas, una puerta abierta a otras realidades. A los adictos a las drogas no se les puede apartar de ello agitando ante sus ojos el peligro de muerte que les amenaza. ¿Puede decirse lo mismo de los alpinistas?
Reinhold MESSNER en «La zona de la muerte».