¿Hay moros en la vía?

ES UNA RELACIÓN DE ALGUNOS DE LOS ITINERARIOS ALPINOS MÁS INTERESANTES DEL MACIZO DEL JBEL TUBQAL (Atlas marroquí).



La aproximación.
En primer lugar, tenemos que llegar a Marraqueix, capital de la región bereber. Nos adentraremos en el Atlas hasta llegar a Asni. Cogeremos una pista forestal que nos dejará en Imlil (1740 m) que será el lugar en el que vamos a tener que dejar el coche. El tren llega a Marraqueix y una vez allí también es posible cojer autobuses de línea y taxis para que nos acerquen a Imlil. Hoy ya se pueden alquilar coches todoterreno en Marraqueix para los que llegan en avión y disponen de una cartera más «repleta». De Imlil hay que andar hasta la base de casi todos los itinerarios que suelen ser los refugios Neltner (3207 m) y el de Lepiney (3000 m). Se llega a ellos después de una marcha de unas cuatro horas aunque existe la posibilidad de que te suban a lomos de un borrico.

vista general del macizo del Adrar N'Ouanoukrim
Afellah, Clochetons y Biguinoussenne
Tiguesmidas, Akioud y Afellah

Vista del oeste del macizo desde el refugio Neltner. A la izquierda se puede ver el Afellah, los Clochetons y el Biguinoussenne y a la derecha los Timesguidas, el Akioud y el Afellah.
 
El croquis.

mapa de la región del Jbel Tubqal

Jbel Tubqal (4165 m).
1. Vía normal por el Irhzer Ikhibi sur. Fácil.
Hay que cruzar el río un poco más arriba de donde está el refugio Neltner. Subiremos hacia el oeste, es decir, a la izquierda (si tenemos la espalda orientada al camino de aproximación al refugio). Tendremos que rodear un resalte rocoso o una cascada de hielo, según la época del año, por la derecha. El mencionado resalte se ve desde el refugio. Por el fondo del valle llegaremos sin dificultades hasta el mismo collado el Tizi N Tubqal (3971 m). La arista, que es fácil, nos llevará directamente a la cumbre. Una vez llegados al collado hay que ir hacia la izquierda por la arista que tiene una orientación noreste.
2. Arista del Tizi Ouanoum (3664 m) a la cumbre. Bastante difícil inferior (III-).

Del refugio subir por el valle principal hasta el rellano superior. Una vez allí deberemos dejar el sendero para desviarnos hacia la izquierda para dirijirnos al Tizi Ouanoum. La escalada a partir de aquí prosigue por la arista. Sin citar todos los largos de cuerda detallaré lo más característico. Bordear un resalte por su derecha hasta una pequeña brecha al pie de un monolito. Se sube luego por una pared de unos 80 metros de altura marcada por varias fisuras. Realizar un rappel de unos 10 metros por una fisura algo extraplomada. Pasar por una fisura del espolón o evitarla por su izquierda. Superar unos bloques de unos 40 metros de desnivel. Llegaremos a la cumbre del Tubqal W. (4030 m) y desde allí, fácilmente, al collado que empalma con la vía normal al Jbel Tubqal.
3. Cara sur. Muy poco explorada.
Se accede a ella desde el Tizi N Tubqal y bajando hacia la vertiente del lago de Ifni. En la pared se forman couloirs en invierno (ya que en verano no queda nada de nieve en todo el macizo). Hay una gran pared formada por varios espolones interesantes y de considerable desnivel.
 
Timesguida Norte (4082 m), Timesguida Sur (4085 m) y Ras N Ouanoudrim (4070 m).

croquis de los Timesguida
Afellah, Akioud, Biguinoussenne y Timesguidas norte y sur

1. Couloir central de los Timesguida. Poco difícil inferior (II-).
Subiremos por el valle hasta casi llegar al collado. Antes de realizar la pendiente final veremos a nuestra derecha dos grandes paredes triangulares que están divididas por un couloir. Tendremos que desviarnos del camino por la derecha para llegar a su base. El couloir llega a un collado después de un estrangulamiento en el que está la zona de mayor pendiente. Del collado tenemos a nuestra izquierda la cumbre norte y a la derecha la cumbre sur de los Timesguida que estan ambas muy próximas entre sí.
2. Caras norte. Inexploradas.
Hay dos grandes paredes triangulares que están divididas por el couloir central de los Timesguida. El desnivel es de unos 200 a 250 metros. En el año que estuve allí (1984) había dos itinerarios, uno para cada pared, de gran dificultad. La roca es muy buena.
Vista de izquierda a derecha el Afellah, el Akioud, el Biguinoussenne y los Timesguidas norte y sur.
 
Akioud (4010 m).

croquis del Akioud

1. Travesía de las aristas del Akioud. Bastante difícil superior (III+).
Del refugio Neltner subir por el camino hacia el Tizi N Ougane y subir hacia la derecha una vez hayamos pasado un estrangulamiento de uno de los torrentes que llegan al valle principal. Subiremos hasta el Tizi N’Bou Imrhaz que es el collado que forma el grupo Ouanoudrim con el Akioud. Escalaremos la arista sureste del Akioud. Tendremos que dar un rodeo por la izquierda y regresar a la arista por unas chimeneas o couloirs y, posteriormente, por la derecha un poco antes de llegar a la cumbre sur. De la cumbre sur se llega, sin dificultades especiales, a la cumbre central. Un rappel será necesario para descender a la brecha que la separa de la cumbre norte. De la brecha, y por unas lajas fisuradas, llegaremos a la punta norte. Se desciende por la arista y unas pendientes fáciles que dejan un gran resalte a nuestra derecha y es bordeado para llegar a una brecha que domina ya el valle por el que descenderemos. Se llama Amrharas N’Iglioua. Antes de llegar al valle principal se pasa por el estrangulamiento característico que forma el torrente y que nos sirvió de referencia al subir para cojer el valle correcto.
2. Cara este de la cumbre sur del Akioud. Difícil superior (IV+).
Tiene una altura de unos 200 metros. Del refugio Neltner subir por el camino hacia Tizi N Ougane y subir hacia la derecha una vez hayamos pasado un estrangulamiento de uno de los torrentes que llegan al valle principal. Subiremos hacia el Tizi N’Bou Imrhaz hasta situarnos al pie de la pared. Veremos dos grandes chimeneas cortadas por un extraplomo que corta las lajas de la parte inferior de la muralla. Situarse justo debajo de la cumbre. El itinerario recorre la fisura de la izquierda.
 
Tadaft (3912 m).
Cara norte. Inexplorada.
Tiene una altura de unos 100 metros. Del refugio Neltner subir por el camino hacia el Tizi N Ougane y subir por la derecha pasando el estrangulamiento de uno de los torrentes que llegan al valle principal. Una vez se abre el valle veremos a nuestra izquierda una punta que se separa de la cresta principal del Akioud y que ofrece grandes posibilidades de escalada. Su descenso se puede realizar por sus aristas noreste o sudoeste.

Tadaft, Akioud y Tizi Melloul

Afellah (4043 m).
Cara sudeste. Difícil superior (IV+).
Del refugio Neltner subir por el camino hacia el Tizi N Ougane y subir por la derecha pasando el estrangulamiento de uno de los torrentes que llegan del valle principal. Una vez se abre el valle veremos a nuestra derecha una gran pared de unos 500 metros de desnivel. Está marcada por grandes lajas y chimeneas. En invierno podemos subir por el couloir principal que recorre toda la cara hasta llegar a la ancha cumbre. El descenso más cómodo es hacia el Tizi Melloul y de allí al refugio Lepiney. En el caso de querer regresar de nuevo al Neltner habría que realizar el cambio de valle por algún collado próximo.



Biguinnoussene (4002 m).

croquis de los Clochetons

Cara norte. Inexplorada.
Saldremos del refugio Lepiney. Justo a nuestra izquierda (si tenemos la espalda orientada al camino de aproximación del refugio) tenemos la cumbre. El descenso lo tenemos por la arista sur hasta el collado que forma con el Tadat (3837 m) y bajar por las pendientes de nieve o canchales, según la época del año, hasta el refugio otra vez.


Clochetons central.

Dôme d’Ifni (3876 m).

Assif N’Isougouane.

© Miquel J. Pavón i Besalú. Año 2.002.

A la conquista de los más altos

Una excursión realizada el 24 y 25 de junio de 1977.
San Juan es fiesta para los catalanes. Por San Juan empieza el verano equinóctico -aunque en este año todavía no se ha notado mucho- y la gente lo celebra: unos bailando en la discoteca, otros comiendo una rica coca en casa, otros tirando petardos y haciendo ruido, otros cantando y bailando alrededor de un fuego ya sea arriba en una montaña o en la plaza de un pueblo. Algunos casos más afortunados lo pueden hacer, incluso, en la cumbre del Canigó y se unen así de esta forma dos tierras hermanas que estan oficialmente separadas por una agobiante frontera.
Nosotros lo queremos celebrar muy arriba, cuanto más arriba mejor, y queremos sentir sobre la nieve el calor de ese fuego que nunca se apaga y que cada día renace de nuevo de las cenizas de la noche. Pero para ir a nuestra discoteca sin paredes, con un suelo acolchado y luz solar conviene preparar esa maleta que se lleva a la espalda con el objeto de que no te la roben, esos zapatos rebientaperros con el objeto de preservarnos de los pisotones y comida con el objeto de resistir las calenturas. A las dos y media el autocargómetro de la estación de la «ciudad det Ter», dado que no tiene lago, tiene paradas previstas en Vidreres y en Los Chopos y su destino es «la chopera». Es imprevista hasta cierto punto la nueva B-29 y las que le siguen de Barcelona. En la Diagonal todo humea: un camión que tiene un tubo de escape que va directo a nuestra ventana, una moto que entela la fachada y un coche que se enciende y nos llena el techo de humo. Celebramos la entrada a la província de Lleida con un desatasco y la salida de la capital con los recuerdos de un camionero que nos cuenta sus noches célebres pasadas en Lloret. En Graus el agua llega hasta el cuello del puente romano y el Sol ya empieza a despedirse. En Benasque nos dicen que ayer llovió cuatro gotas -si fueran de coñac o de vino ya estarían ahogados-, que el otro día llovió un poco más -un vasito-, que la carretera de Vallhiverna estaba bien la semana pasada -no se acordó de los canales rompeaguas- y que la del Hospital está peor. También nos dicen que unos subieron al Aneto pero que hay nieve y que está muy blanda. Todo junto un conjunto de notícias bomba.
A las nueve llegamos a la estación la chopera-término y ponemos el pisito «adhoc». Comemos en una sala con parquet de hierba, muebles de madera maciza del país -incluso con hojas- y poltronas con asientos impermeables y respaldos de aire acondicionado con una luz indirecta. Nos «enpiltramos» a eso de las doce de la noche por eso de que te traigan el día en una bandeja, la Luna sonrie y el viento canta para recibir a San Juan.
Para aprovechar la fiesta nos levantamos a las cuatro. Nos ponemos el traje de gala y salimos. Los rompeaguas de la autopista a Vallhiverna nos permiten andar para que no nos durmamos. Incluso dos grandes setas de piedra se han situado ordenadamente a la derecha para auyentar a los perezosos. A pesar de todo el valle de Coronas parece limpio y lo empezamos a andar a eso de las seis y seis. A medio tarteral oigo que me felicitan y pienso que es una gran cosa tener a unos amigos a estas alturas que se acuerden de los demás cuando lo normal es más bien desearse a sí mismo y que seguramente nunca me habían felicitado a tan temprana hora. Al cabo de una hora ya estamos por encima del primer lago. Desayunamos un poco antes de llegar al segundo lago que está helado. Lo pasamos por su lado izquierdo por un lomo de piedras (son las ocho). Los otros dos lagos estan llenos de nieve y a duras penas enseñan dos ojos de hielo que te miran adormecidos y compasivos.
El Aragüells, la cresta de Cregüeña, el Maldito, la Punta Astorg, el Pico del Medio y el Coronas velan el valle por nuestra izquierda. Las brechas y agujas de Llosás y las afiladas agujas de Franqueville y Tchihatchef la protegen por la derecha con el padre Aneto que justo enfrente nuestro se muestra como un merecido hito rodeado de este bosque de gigantes. Mirando atrás van apareciendo el Gran Bachimala y el Posets jugeteando entre las nubes. A nosotros el Sol nos empieza a calentar cuando emprendemos las primeras rampas que nos conducirán al collado de Coronas. Nuestra sombra se va paseando por la nieve como un maldito perseguidor que está siempre pegado a la rueda. Un traguito de zumo de naranja Vida nos recuerda más a los melocotones del Empordà que a las naranjas de Valencia. La nieve también se porta bien con nosotros menos cuando se hunde y enfría nuestro espíritu.
El último tramo lo cruzamos horizontalmente procurando no caer boca abajo ya que la pendiente es fuerte. Una vez en el collado, que llegamos a él sin dificultades, cruzamos el lago Coronado y cuando llegamos a la zona del collado que da al glaciar de Barrancs nos alegramos que este año todavía no hayan abierto la autopista del glaciar y que, en cambio, haya pisadas hacia el Aneto. A medida que vamos subiendo nos damos cuenta que estamos rodeados de nubes por todos los lados y que hay mucha nieve: en Coronas hay una gran cornisa y lo mismo pasa en las otras crestas. La altura nos afecta un poco y hemos de parar a menudo. PK incluso tiene que tumbarse un momento en el suelo. A eso de las doce menos cuarto llegamos a la cumbre, mejor dicho, al rellano que hay antes de cruzar el paso de Mahoma que no lo pasaremos esta vez dado que consideramos que lo que hemos hecho es mucho y que la nieve ofrece muy poca seguridad. De todas formas podemos constatar que la gran cruz y la Pilarica todavía están en su sitio dando un aire casi sobrenatural al que ya de por sí es el punto mayor en altura de todo lo que nos rodea. 
Contemplando estas cumbres llenas de nieve, vacías de gente -sólo hay un grupito en el Portillón superior- y rodeados de nubes pienso que es una gran cosa celebrar mi santo en la cumbre más alta del Pirineo con tan agradable compañía y sin atascos ni ruidos ni humos cuando mucha gente todavía está durmiendo y por todo ello deseo tener salud para madrugar y poder subir a estas cumbres imponentes de nuestro amado Pirineo.
La bajada es muy cansada ya que la nieve se hunde y el Sol calienta nuestra espalda. La empezamos a las doce y cuarto y llegamos al coche a las tres. Por el camino encontramos excursionistas por encima del primer lago, empezando a contar por abajo, que estan subiendo. PK había encontrado aquí mismo unas gafas de sol. El agua mana de todos los lados del camino y lo purifica. Una cueva natural y muy estrecha recomienda que por estos lares sólo suba la gente delgada si no quiere dejar la piel. Al llegar al coche nos encontramos gente con esquís y gente que al oir que hay que caminar una hora y cuarto para bañarse en un lago piensan que para bañarse no es necesario cansarse tanto y, por lo tanto, retroceden y es que en realidad no estamos al nivel del mar sino más bien al nivel del hielo -un palmo más o menos-.
Nosotros también giramos el coche pero al menos hemos sudado la camiseta. Todavía tendremos que bajar del coche unas cuantas veces más y se nos estropea la primera. En los Llanos de Senarta percibimos que las monjas también tienen hambre. Como nosotros también la tenemos pero las costillas de cordero del Hostal -el de las buenas notícias- no nos llegan a ninguna parte. Después, entre sangre de turcos y lloros de atenienses nos enteramos que han abierto La Renclusa y que la carretera no está tan mal como decían.
A las siete llega Pep V. y los suyos en un Volkswagen y le desaconsejamos ir al Aneto pero les cae bien la propuesta de ir al Posets. Pep nos aconseja que no pongamos la primera al coche. Por el camino recojemos leña para hacer un fuego de San Juan pero otra cosa es lograr que se encienda por lo que nos será necesario la ayuda de los mayores. El sueño nos afecta a todos y pronto nos vamos a la cama aunque los vecinos cantan con mucha euforia aunque no afinan mucho que digamos.
Hoy el día no empieza con muy buena cara ya que unas nubes en la zona del Hospital le ensucian la cara. PK explica el aumento de la humedad por la variación de la temperatura y el punto de saturación del vapor. La cuestión es que las piernas pesan y no sé si es por el aumento de la humedad por la variación de la temperatura o del camino recorrido ayer. Vamos hasta Eriste y nada más porque el coche no sube más. Menos mal que Pep V. se acuerda de nosotros. De lo que no me acuerdo es del camino y resulta que hacemos un trozo en balde. Lo que me pasa es que no es un camino lo que hemos de coger sino la autopista y por esto resulta que me he confundido.
Entre pitos y flautas resulta que salimos que son las ocho menos cuarto. La carretera continua hasta un salto de agua de obra y entonces se convierte en un sendero que sigue entre avellanos. El valle es estrecho y frondoso y por todos los lados se ve hilillos de agua atolondrados. El de Espigantosa ya no se puede considerar un hilillo sino más bien una maravilla pasada por agua y convertida en un gran juguete por el paisaje que lo envuelve. Más arriba hay otros pero quedan escondidos enmedio del verdor y no se dejan ver bien la cara. Lo que sí se deja ver es algún que otro signo que augura lluvia. En cuanto el valle se ensancha nos muestra el Posets que se yergue tímido detrás de las crestas blancas por la nieve. Vamos cruzando prados y torrentes. En la segunda cabaña que queda al lado del camino hacemos parada y fonda. El embutido y el bacon de Girona se dejan acompañar por el queso y el membrillo junto con algún que otro traguito de vino. Saciados y bien satisfechos reemprendemos la subida a través del bosque y a la izquierda del torrente hasta la cabana del Forcau. En el prado de debajo hay unas mochilas y en la cabana unos fogones junto con otros utensilios. La Forqueta y el Pico de Eriste con sus palas de nieve dan un marco adecuado al paraje.
Los de Barcelona tienen ganas de ver la canal Fonda y aunque el tiempo no es muy seguro tampoco amenaza con un tormentón inminente y, por lo tanto, continuan y yo detrás suyo. Encontramos algunas palas de nieve no muy blanda y en una hora llegamos al lugar que empiezan las fuentes de Llardaneta (a unos 2500 metros). Tenemos delante una cuenca de nieve y en el medio de la canal pasa el río (que no se ve) y al fondo de la misma empieza la esperada canal Fonda. Al fondo, el Tucón Royo tiene una cornisa de armas tomar. Creemos que ya hemos hecho suficiente por hoy y regresamos. Invertimos tres cuartos de hora en llegar de nuevo a la cabana del Forcau y otro cuarto de hora a la de les Riberes habiéndolo calculado tan bien que justo al llegar empieza a llover. Nos ponemos todos dentro y en un cuarto de hora parece que ya ha sido suficiente. Después el bosque parece más limpio y el aire más puro como si ya no lo fuera de por sí. Llegamos a las tiendas a las cinco. La comida es variada y la sobremesa se convierte en una conversación sobre la familia y sus deberes principales. Tenemos una visita muy agradable de tipo vacuno. Después será otra de tipo ovejuno aunque ahora con un poco más de ruido pero siempre en son de paz. Alrededor del fuego celebramos muchas cosas con sopa, pan con tomate, embutido, vino y cava dado que nada hace daño a estas alturas.
Al día siguiente nos vamos a las siete y media y resulta que los gasolineros de Benasque y Castejón de Sos todavía duermen. En la Puebla de Castro cruza la carretera un conejito de lo más hermoso y se levantan los cuervos a cada curva. De Barbastro a Barcelona lo pasamos cantando y así auyentamos el humo y el tránsito. Llegamos a Vidreres que son poco más tarde de las dos. ¡Qué tengamos muchos San Juan como éste!
© Joan Fort i Olivella y traducido al castellano por Miquel J. Pavón i Besalú. Año 2.002.