La aventura de «les Fires»

30 de octubre de 1.975.
Son las nueve y diez de la mañana. Es Sant Narcís (la fiesta local de la ciudad de Girona). El Toika todavía está cerrado. Vamos a tomar café al Saratoga. Salimos con una hora de retraso. Barcelona la cruzamos por la calle Aragón y nos embarcamos por la ruta de los camiones. Quedamos que nos encontraríamos a la salida de Barcelona para hacer un cambio de conductores. Albert no se para y, además, se pasa la salida de Martorell y de Sant Sadurní de largo. Sale de la autopista, finalmente, por Vilafranca. Pasamos por Sant Quintí y en La Panadella nos encontramos con el Sr. Antoni A. que ha salido una hora más tarde que nosotros de Girona. Son las doce y decidimos variar el plan de ir a Ordesa para encaminarnos hacia el túnel de Viella. Comemos en la Pobla de Segur, en la cantina de la estación, y podemos comprobar algunos arreglos en la subida al coll de Perves con sus 14 paellas. En la bajada del coll de Viu el milquinientos hace algunas falsas explosiones aunque logra llegar al Pont de Suert. Allí los niños salen de la escuela, dando y esparciendo por el pueblo esta alegría infantil que todo lo invade. Pedro P. juega con el perro del Auto Control. Compramos aceite y coñac. No arreglan casi nada pero podemos llegar hasta el túnel. Oscurece. El refugio del lado de la carretera está cerrado. Un poco más arriba distinguimos unas casas. Subimos por la carretera y con sólo mirar las puertas éstas se abren. Vemos una luz y se oye alguien que habla. Una mujer nos atiende muy bien. Nos dice que podemos dormir allí en el pajar de enfrente que nos lo enseña. Este pajar tiene la cualidad de tener luz eléctrica …
Nos disponemos a hacer la cena: sopa, salchichas que salpican de mala manera hasta el extremo de tocarme el ojo, costillas, tortillas, huevos, vino, … ¿qué más quereis? Mientas tanto organizamos la comida y provisiones para la excursión de mañana. Objetivo: el Tuc de Mulleres (3010 m), tercer intento. La noche es fría pero se está bien.
Hoy es jueves. El día, mejor dicho, la noche es buena. Algunas estrellas cubren la bóveda del cielo. Con las luces el túnel toma un color rojo y enfrente se abre el valle que hemos de recorrer.
El primer problema, como siempre, es cruzar el río. El Noguera Ribagorçana que precisamente nace bajo el Mulleres. Casi no hay Luna y las pilas hacen poca luz. Al cruzarlo Quim B. deja volar la linterna y va a parar al río.
Por el bosque hemos de vigilar las ramas que por menos de dos reales te rascan la nariz. Después la subida se hace más tranquila.
Hemos de cruzar unas cuantas veces el río. El camino está marcado con montoncitos de piedras. Hacemos. Hacen. Un pequeño pica pica i después MP y yo nos metemos por una canal que hemos de salvar todo lo que sobresale con difíciles maniobras. El camino va subiendo mientras sale el Sol que hoy tiene un tono rojizo. Pero de repente se alegra nuestro corazón cuando vemos brillar por encima de unas peñas el refugio del Mulleres, situado a 2160 metros y que lo inauguraron el día que subí al Besiberri Nord. Es metálico, tiene unas literas a cada lado y una mesita con provisiones. A un lado de la puerta el botiquín y en el otro el libro registro. No hay agua por lo que hay que deshacer un poco el camino recorrido para obtenerla.
Pedro P., Cayetano I. y Quim B. se quedan en el refugio. Los demás seguimos y pronto se maravillan nuestros ojos cuando se nos aparece una ristra de tres lagos helados. Más arriba todavía hay otro. El día es bueno y no se ve difícil la cosa. Vendrán pronto las dudas y a medida que subimos no sabemos si es el pico de la derecha o el de la izquierda. Albert va hacia el de la izquierda. PK, y más tarde los demás, hacia la derecha. Pero vamos equivocados. Bajamos un poco y, viendo que la pala de nieve es un poco empinada, nos calzamos los crampones. Hoy los estrena un servidor. Nos encordamos. Se quedan MP y Lluís B. Por unos momentos el hielo se endurece y no hace mucha gracia la pendiente de nieve que dejamos atrás.
Dejamos los crampones y la cuerda en unas rocas y con un poco de cuidado llegamos al collado: el panorama es magnífico.
Arriba sopla por unos momentos el viento que no nos estorba para poder mirar el macizo de la Maladeta que se extiende delante nuestro: Russell, Tempestades, Aneto, Maladeta, Punta Astorg, Alba, Forcanada, Bessiberris, Coma lo Forno, Montarto, Cap de Toro y los estanys Tort, del Mulleres, Barrancs, etc. Abajo nuestros compañeros. Son las doce y hace siete horas que hemos salido del túnel que se divisa al fondo del valle.
Al bajar por las piedras hay que mirar por donde se ponen los pies. La nieve se hunde. Llegamos al refugio y pensando encontrar comida resulta que no queda nada. Unos se adelantan y van a Viella a telefonear, los demás «xino-xano» bajamos mientras PK nos recuerda los intentos anteriores que ya son historia.
En el túnel comemos un poco y nos vamos a Viella. A la salida de túnel nos para la Guardia Civil. El coche sigue haciendo puf-puf.
Al anochecer el valle se llena de penumbras y parece que las montañas estén de duelo. De duelo porque el día ha muerto. Cenamos en el pajar: las espinacas son deliciosas y no lo son menos las butifarras. Cuando llega la hora de hacer algo de tertulia todo el mundo tiene sueño: es que el día ha sido un poco pesado. Es justo el momento para meditar lo absurdo que es subir montañas. Lo absurdo que para aquellos que lo sienten de veras estar en la Naturaleza se convierte en un privilegio y en una satisfacción como ninguna otra en el mundo: es el premio de un sacrificio que el que no lo ha realizado no lo puede gozar.
No tarda en aparecer un gato por la ventana. Al día siguiente encontramos a faltar alguna cosa y es que el gato se lo ha comido. Fuera parece que nieva. El Mulleres está cubierto de nieblas. El agua es fría y los platos no se limpian de ninguna forma.
Me había olvidado decir que ayer, cuando llegamos, la gente ya estaba durmiendo y nos dieron la excusa de que se pensaban que cenaríamos en Viella. Hoy hacen buen papel. También podemos ver cómo cargan los grandes troncos de pino y haya justo al lado del túnel.
Poco después de iniciar la bajada el coche ya falla. Lo hemos de apretar subiéndonos en él a la carrera. Repetimos, de vez en cuando, las maniobras hasta Bono. Entramos en un túnel con las luces apagadas y, pensando que ya no se abrirán, salimos con las luces encendidas. Encontramos un coche de la policía. Eso no es nada si pensamos que después de parar un rato y volver a arrancar nos encontramos a cuatro seguidos que, por suerte, no nos ponen ninguna multa. Mientras PK ha bajado al Pont de Suert a buscar un mecánico. Han sido momentos de nerviosismo y de intranquilidad para él. Después con el Mehari bajamos todos a comer a «El Cortijo». Nos arreglan el coche justo antes de empezar a llover y nos dirijimos hacia Graus por la carretera que inauguraron el domingo pasado. Antes nos para la policía y resulta que el Mehari no lleva el seguro al día. Peor es el otro coche que lleva matrícula de Cáceres, el propietario es de Palafrugell, el conductor de Tarragona y reside en Girona. Pasamos una serie de túneles abiertos por los acantilados del río Isábena y que al final se encuentra el monasterio de Obarra.
En Graus no está el padre de MP. Le telefoneamos y nos dice que no ha podido venir. Nos dirijimos hacia Benasque pero nos quedamos en Campo a dormir. La gente del pueblo son muy abiertos y tienen el Turbón como un gran tesoro. Lástima que el sábado amanece lloviendo y en vistas del mal tiempo regresamos.
Comemos en Alfarràs guardando el recuerdo de lo que hemos visto y nos encontramos a Pep B. un chico de Sabadell que vive en París.
Pasando por el túnel del Brucs me viene a la mente el recuerdo de aquel otro túnel gracias a él una comarca muerta como era la vall d’Aran ha cobrado nueva vida y hemos podido subir al Tuc de Mulleres. Los recuerdos de la montaña nunca se olvidan …
© Joan Fort i Olivella y traducido al castellano por Miquel J. Pavón i Besalú. Año 2.000.

Un esport conceptual?

Fa poques hores que he conegut a una noia. Estem sentats els dos en un bar xerrant. Com sempre, jo me proposo retardar al màxim dir que practico l’alpinisme. Tambè com sempre, no puc aguantar més i acabo deixant anar el tema. Tot i això, ha estat un rècord; dos hores i un quart sense dir-ho: tot un èxit. Però ja hi som …
– I … no tens por?
– I … moriràs algun cop?
– Què hi trobes allí?
En fi. Les qüestions són conegudes. El que ja no és tan conegut són les respostes. Sense cap dubte, aquestes seràn diferents segons ens trobem a un o altre persona. I seràn diferents perquè és una cosa que cada muntanyer la porta dintre seu, un constitutiu del caràcter del subjecte, la seva manera de veure la vida i l’enfrontament amb el món real (la societat). Quelcom que es viu costa explicar-la amb paraules.
En els anys que fa que surto a la muntanya les meves respostes han tractat de respondre totes les preguntes possibles normalment utilitzant aquests cinc criteris bàsics.
Perquè vas a la muntanya?
Primer. Per una simple afició.
Aquest és molt evident. Hi ha gent que li agrada coleccionar segells, estudiar, xutar una pilota, dir tonteries a la televisió i …. com no !!!! caminar, esquiar i escalar muntanyes. Els fets vistos fredament són tots ben iguals. Inútils de cara a un hipotètic «rendiment». La muntanya sols és natural als massoquistes (des d’ara els anomenarè massoques). Ací només s’ha de copsar la relació utilitat-inutilitat. Enfront d’una persona que emplea el seu temps en una cosa que no és ben vista per la gent; quep, si volem acabar aviat la discussió, mencionar la paraula llibertad. Tothom fa el que vol perquè li agrada fer-ho. Cal apendre a respectar la llibertat de tots els altres si volem que sigui respectada la nostra.
Segon. Per un interès científic.
Fa uns quans anys sentiem noms de científics-muntanyers. Qui anava pels indrets alpins eren els intelectuals que cercaven dades experimentals que recolcesin les seves hipòtesis. Ara en veurem pocs o cap d’aquests. El camp no és tencat i encara serà sotmès a moltes persquises de nova gent. El problema, no radica en els practicants de l’alpinisme, correspon a una disciplina que s’anomena geografia, ara passa per uns mals moments, que no troba la identitat adeqüada entre les altres ciències que l’envolten i que tracten d’engolir-la.
Si mirem les revistes especialitzades, els grups que fan les seves primeres expedidions a terres llunyanes sempre li posen el títol d’expedició científico-alpina a …; i, és una llàstima que qüasi sempre, a la tornada, estigui oblidat el primer mot de «científica» (la raó és simple: una major oportunitat per aconseguir subvencions). O, encara pitjor, amb l’excusa d’anar a fer ciència es podrà fer muntanya a llocs poc usuals.
Tercer. Per combatre les depresions.
Això no sabrè explicar-ho bé. Es intentarà. Aviam com queda amb una comparació … Si jo miro la meva vida en retrospectiva per un cantó i la comparo amb la meva llista de sortides hi ha una coincidència extraordinària: en els moments que he tingut més problemes a nivell intelectual, no material, faig les ascensions de dificultats tècniques més altes. Segueixo amb el símil. Una persona que viu en una metròpoli, i no practiqui la muntanya o simplement no tingui una ilusió per res concret, té la sortida natural, davant el mateix cas, en el consum de drogues (per posar un exemple actual). La muntanya dona d’una forma sana resposta al problema de resoldre les preocupacions. Cal tenir cura en aquests casos que la ment no domina totalment al cos. No sóc el primer que diu …. «en l’alpinisme els errors es paguen amb la mort». No existeix la possibilitat d’ensopegar dos cops a la mateixa pedra malauradament.
Quart. Per dialogar amb la muntanya.
Me deia un amic que la seva segona casa era la muntanya. És cert. El plaer d’estar un dia, o més, sencers sense parlar i sentir el silenci de la Natura és una sensació indescriptible. Hom, quan es comunica pot servir-se de les paraules. Si escoltem les coses, moltes vegades, veurem que no expresen realment el que volem dir en realitat. La parla no és el mitjà més perfecte per a que s’entengui la gent. Això fa que tinguem que comunicar-nos d’altres maneres. Una d’elles és amb el pensament. Entre les persones que existeix una verdadera amistat és factible. Amb la muntanya, com no pot parlar, nomès tenim aquesta possibilitat. La gent que ha sortit molt al món de la pedra i el glaç sol sentir aquesta conversa.
Espero donar més llum per compendre al personal que li agrada la modalitat de l’escalada en solitari. Són persones que valoren aquest darrer punt més que els altres o és que són uns penjats.
Cinquè. Per estar amb els amics.
¡Al loro colega! Tranqui tiu! Quin llarg més alucinant. Reunió. Daguti. Topi! Ja pots venir …. Moltes vegades tot són frases fetes i fins i tot incomprensibles. Una conversació tècnica potser. Altres vegades vora el foc abans de la sortida o en un vivac durant un dia de mal temps. Hom pot parlar amb el seu company o amic de temes més interessants fins i tot.
L’amistat que surt entre els homes, a mida que passa el temps, va consolidant-se i pot arribar a uns extrems insospitats: són moltes hores compartides. Moments bons i dolents junts. Tot, és clar, depèn dels individus implicats. Però en la majoria dels cassos passa això.
És curiós observar com els muntanyers tenen un denominador comú en els trets fonamentals del seu caràcter. Potser discrepin entre ells en temes com: estudis, religió, política, preferències, …. etc. però hi ha aquest anomenat denominador comú. És independent de les característiques pròpies de les persones determinades i uneix d’alguna manera els sers practicants d’aquest esport. Un exemple típic d’això el trobem en les situacions precàries: sempre trobem una mà amiga, en principi, desconeguda per nosaltres que ens ajudarà.
Recordo ara unes estrofes d’una poesia que vaig rebre d’un amic, en Joan Fort, i que resumeix aquest pensament, diu així ….
Els qui la corda els ha unit
les distàncies no els separen,
fa sempre amb ells el camí
la llum dels cims que pujaren,
car el seu etern destí
és superar el que lograren.
Ja és de dia. La nit s’acaba. Ens fan fora del bar. Pendrem un esmorzar a un lloc que el fan bó i econòmic per les butxaques malmeses. Farà bon dia. Si estiguès en un refugi seria hora de començar a caminar. Quan estiguem ben farts aquest cop anirem cap al llit a dormir. Un altre vegada serà. Hi ha temps per a tot !!!!!
NAMASTÉ !!!!!!!!
Text escrit en l’any 1985.