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Blog de Miquel J. Pavón Besalú

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Desvaríos escritos en cualquier hora intempestiva de la noche

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Miquel J. Pavón Besalú

Miquel J. Pavón Besalú

Geógrafo licenciado por la Universidad de Barcelona y máster en dirección de personal y psicología industrial por la EAE. Además, es inversionista y aficionado al alpinismo. Nació en Girona en 1961 y vive en Campo (Huesca) procurando desarrollar los conceptos de “slow life” y ecología en un medio rural. Soltero y con un hijo: Néstor nacido en el año 1996. Ácrata y agnóstico. Apasionado por la belleza y la libertad. Trabaja, desde el año 1988, como profesional liberal en asesoramiento financiero, proyectos de topografía, geotecnia, urbanismo, catastro, planificación del territorio y asesoramiento weblog. Desde el año 2013 emprende negocios relacionados con las criptomonedas. Conoce el castellano, catalán, inglés y francés.

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Premio Excelencia Profesional 2017

https://www.youtube.com/watch?v=wiVB_oItoKE

«Si escribe, sin haber subido, no puede hacer nada.
Si sube sin escribir, no deja nada.
Si sube y escribe con sequedad no deja más que un documento que puede ser, es verdad, de gran interés.
Si -cosa rara- sube, escribe, y siente, si en una palabra es el pintor de una naturaleza especial, el pintor de la montaña, deja un libro verdadero, admirable».

Henri BERALDI

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Etiqueta: diálogo

Del monte en la ladera por mi mano tengo plantado un huerto

17-VII-1980
ESTA CRÓNICA TRATA DE EXPLICAR CÓMO MIGUEL J. PASÓ A LA FAMA EN EL COLEGIO MAYOR. Crónica de la ascensión al Peñalara (2430 metros).
Todo empieza en el desayuno. La actividad del mayor se empieza a oír. Como siempre el encargado de las comidas pregunta al personal lo habitual: ¿tarde?, ¿pronto?, ¿normal?… Y es un martes 16 de julio cuando el encargado oye algo poco común. Es Miguel quién da la nota excepcional, pide ni más ni menos que doce comidas de excursión para un día y a la hora de merendar. Él toma nota de lo pedido y de momento ya hay una gestión resuelta.
Pasan las horas y la gente se apunta y desapunta con una rapidez inverosímil y nunca visto. Total, a la hora de la merienda están dispuestos a salir siete personas y al acabar la merienda ya no quiere salir nadie. El día es magnífico, ¡qué capacidad de raje!
A las nueve, tras una reunión de urgencia se deciden a salir seis son: Emilio, Manolo, Pedro, Ramón, José Carlos y Miguel. En dos minutos se hacen las mochilas, se cogen las tiendas de campaña, mantas, las comidas y Ramón se hace con un brazalete que no viene al caso lo que ponía en él.
Después de un cortísimo diálogo entre Miguel y Ramón y motivados por la pereza optamos por dejar las tiendas en el colegio ya que Miguel recuerda un lugar, cercano a Cercedilla, en el que podremos pernoctar. El uno de mayo había dormido en un refugio que estaba en el antiguo campamento de la OJE. Después de avisar a José Carlos que empezábamos a salir, cojimos todos los bártulos y nos dirijimos al autobús. Ramón parecía que se iba a una manifestación, con sus vaqueros, playeras y brazalete. Manolo se camuflaría perfectamente entre los guerrilleros de Biafra. Pedro no hacía más que preguntar. Emilio parecía que iba a participar a algún número de un festival. Miguel llevaba una indumentaria himaláyica y el centro de todas las guasas pasó a ser el calzado: las botas de montaña.
Como es usual entramos a la estación de Chamartín a todo correr. José Carlos batiendo el récord en puntualidad aún llegó más tarde. Al fin ya estábamos instalados en el último tren que salió hacia Cercedilla. El viaje fue para todos sensacional, hubo quienes se pusieron a contemplar el anochecer, otros intercambiaron opiniones políticas, también hubo quien aprovechó la ocasión para conocer gente nueva y cómo no, que mejor ocasión en el tren y de excursión al monte puede haber para repasar algo del Millán Puelles.
Así que llegamos al final del trayecto. Nos bajamos y preparamos las cosas para empezar a andar. Atención, es de noche, luego hará falta una linterna. Ni corto ni perezoso Miguel saca la frontal y después de encenderse un instante se apaga para no volver a lucir en el resto de la noche. Ha logrado aguantar todas las pruebas que le somete Emilio y se niega a lucir. La bombilla se ha fundido. Da igual, Miguel recuerda bien el camino y la Luna brilla lo suficiente para poderse orientar.
Hay un cierto clima de desconfianza y de buen humor. Miguel empieza a andar en dirección al túnel y es necesaria una buena argumentación del caso para convencer a los demás que realmente el camino va por allí. Efectivamente, después de unos zigzags nos situamos por encima del túnel, pasamos a través de unos chalets y llegamos a la carretera. Cruzamos más tarde una valla que se utiliza para que no se escape el ganado de esa zona y empezamos a andar por un camino de herradura que circunvala el pueblo. Al hacerse éste demasiado largo y al oír siempre de Miguel que tuviéramos paciencia, ya queda poco, son sólo cinco minutos, … empezaron de nuevo los disturbios. En este ambiente aparece un coche que viene en dirección contraria. Pedro con su enorme afán de preguntarlo todo va y para el coche, les interroga y obtiene de ellos información del emplazamiento del campamento. Parece que existe tal lugar, el coche venía de allí, hay un atajo que se coje a unos 100 metros, al lado de un poste de la luz. Andamos un poco y después de cruzarnos con animales vacunos cogemos el susodicho camino.
Ya no se ve casi nada. El camino asciende a través del bosque. Miguel recuerda de la vez anterior que pasamos cerca de un riachuelo y ésta vez también se oye el ruido del mismo. Andamos en fila india. Hay cierto temor. Ramón recuerda a Miguel que no nos separemos mucho y para evitarlo Miguel se sitúa detrás de la comitiva. El camino asciende por una áspera pendiente. Un momento. Se ha parado la cabeza de la expedición. ¿Qué pasa?, pregunta Miguel a Ramón. Llegan noticias del grupo de cabeza. Hay un toro durmiendo en mitad del camino. Silencio. Miguel decide ver cómo se puede pasar sin despertar al animal. Avanza adelantando a los demás que están parados sin decir nada. Efectivamente, es un gran animal. Miguel se acerca y lo rodea con sumo cuidado. Silencio absoluto. Y … con un grito, precedido de algunos tacos Miguel exclama: «son unos vulgares matojos». Sin más encuentros desafortunados seguimos avanzando. Era más tarde de medianoche. Después de mucho andar se vuelven a amotinar las gentes. Miguel afirma que ya queda poco y todos los demás, unánimemente, propugnan que nos hemos equivocado de camino, además tienen un argumento a su favor: se ven las luces de un campamento allí, en la colina vecina. Miguel acepta volver hacia atrás dado la hora que es y al ver como posibilidad el dormir con los de ese campamento.
Pasamos a toda velocidad por los matojos antes citados y al poco llegamos a la carretera. Avanzamos un poco y nos encontramos un enorme poste eléctrico y una senda que subió constantemente al lado del río. Llegamos al campamento. Era el sitio dónde había estado Miguel unos meses antes.
Nos acercamos a la tienda de los jefes del campamento y tratamos de advertir nuestra presencia. No viene al caso citar la hora exacta, creo que será suficiente decir que ya era muy tarde. Pretendíamos que nos dejaran dormir en alguna tienda de las que ya tenían instaladas. Bebimos del agua que nos ofrecieron y optamos por hacer lo que nos aconsejaron: ir a otro campamento a preguntar puesto que el refugio también lo usaban ellos. Mantuvimos una conversación con los cocineros, gracias a Pedro que quiso cerciorarse de nuevo por dónde teníamos que ir; y esta vez consiguió que nos encendieran todas las luces del comedor para que viéramos algo de camino.
Íbamos ya hacia el segundo campamento de la zona, el de Icona. El otro anterior era de profesores y estudiantes de Educación Física. A mitad de camino se nos cruza un Land-Rover pilotado por el encargado o algo semejante del campamento que ya habíamos visitado. Sería muy largo de explicar, resumiendo, podemos decir que inició la conversación Pedro, quería saber dónde estaba el campamento del Icona — tenía sobre su cabeza un enorme cartel que ponía: «ICONA» y detrás había una enorme cantidad de tiendas de campaña; a lo mejor no lo había visto —. El señor del Land-Rover nos dijo que no convenía dormir debajo de un árbol ya que la zona estaba llena de toros bravos y que como los demás campamentos también estaban llenos lo mejor que podíamos hacer era ir a Cercedilla de nuevo y dormir en la estación. Después de un «si buana» por nuestra parte se fue. El campamento del Icona estaba totalmente vacío. Habría más de treinta tiendas a nuestra disposición. Después de unos pequeños y poco importantes altercados entre nosotros estábamos cenando en mitad del campamento a la luz de una vela y con la intención de ir a dormir en la segunda tienda empezando por la derecha. Hacía mucho frío. Nos cenamos casi toda la comida que llevábamos. Algunos decían que era mejor estar allí por si venía alguien a echarnos. Así podría ver que no teníamos intención de dormir en el campamento, simplemente queríamos cenar allí y no nos habíamos apercatado de que hubiese ninguna tienda a nuestro alrededor. Era lógico.
Después de cenar nos distribuimos por la tienda y luego algunos nos fuimos a contemplar las estrellas durante un rato, que se alargó al estar entre mantas y con un ambiente bastante agradable. Al fin, después de una gratísima tertulia nos fuimos todos a la tienda. Pedro sacó un pijama y Emilio resurgió. No paró de cachondearse durante un buen rato, Manolo inmediatamente entró en resonancia y se organizó un cisco que se prolongó hasta altas horas de la noche. Se metieron de nuevo con todos. Sería larguísimo.
Suena el despertador, hay que regresar a Cercedilla, todos se levantan rápidamente puesto que hemos pasado una noche con mucho frío y el que menos tiene todas las marcas de las maderas sobre las que habíamos dormido. Miguel sale el primero de la tienda, ve que será un día espléndido y … ¡NO! Sorpresa, había a menos de seis metros una cabaña llena a rebosar de colchonetas y mantas. Después de no pocos comentarios y de beber el agua de la fabulosa fuente que había al lado de la cabaña nos fuimos a Cercedilla. Casi perdemos el funicular. Llegamos sin incidentes a Cotos. Compramos una botella de vino y nos desayunamos todo lo que nos quedaba de comida. Conviene decir que se acordó con cinco votos a favor y uno en contra llamar «Cerro de Huertopavones» al lugar que recorrimos la noche anterior sin encontrar el campamento prometido tan insistentemente.
Se formaron dos grupos para subir al Peñalara: Miguel y Ramón subieron por el camino hasta el collado que forma el Peñalara con las Dos Hermanas, pasaron por el refugio y la laguna; y el otro grupo, formado por los demás expedicionarios, decidieron crestear desde el principio coronando, así, las Dos Hermanas. Nos reunimos, de nuevo, en el collado y ya desde allí subieron a la cima: Pedro, Manolo, José Carlos y Miguel invirtiendo desde la estación hasta la cumbre un total de 1 hora y 37 minutos. Se quedaron en el collado Ramón y Emilio descansando sobre una tartera de piedras. Al llegar Miguel de regreso al collado Ramón, que se encontraba tumbado literalmente sobre las piedras, ve una lagartija y ni corto ni perezoso pide a Miguel que le dé rápidamente una piedra para matarla ….
Tras un cambio de impresiones de decide bajar, a lo bruto, hacia La Granja. Miguel prefiere bajar por el camino puesto que el último tramo tiene mucha vegetación y sería fácil perderse y no llegar en muchas horas al destino. Como lo que impera es la democracia bajamos todos por el sitio de máxima pendiente. Aparte de todos los comentarios que hubo al respecto, Miguel decidió a partir de entonces dejarse llevar por dónde dijeran los demás y dedicarse a contemplar el paisaje. Quedé asombrado de lo llano que es la Meseta Castellana, no di crédito a lo que veía, empecé a comprender que los profesores de geografía no exageran ni un milímetro. Si alguien quiere comprobarlo le recomiendo que se suba al Peñalara y no dará fe a lo que vea. Es fabulosamente plana.
Llegamos al bosque y decidieron parar un poco. Después de ponderar qué árbol sería el mejor escogieron el que estaba rodeado de más pinchos y plantas variadas. Tanto da. Son pequeñeces sin trasfondo. Había interés por saber a la hora que llegaríamos a La Granja. Al decir Miguel que no llegábamos ni a la hora de cenar se apostó sobre la marcha una cerveza. Miguel propugna que no llegamos a La Granja a la hora de cenar y los demás unánimemente creen que sí llegaremos. Es todo un duelo de titanes.
La bajada es larga de explicar. Con tal de ganar la apuesta nos metimos por todos los sitios posibles y por algunos de imposibles. Llegamos a marchar por caminos que llevaban el sentido contrario, otros que subían y siempre con un Sol de justicia que animaba al equipo expedicionario. A medio andar paramos de nuevo. Al lugar se le llamó para la posteridad: «Lavapies».
Ya, al entrar al pueblo, se veía que se había ganado la apuesta a Miguel. Es lógico que hubiera cierto clima de alegría. La cuestión es que tardamos para ir del Peñalara hasta La Granja de San Ildefonso un total de 4 horas. Entramos en el pueblo cantando la conocidísima canción de … «en la granja los animales se divierten como tales …» y le seguía un extraño enfado de los residentes del lugar.
A todo esto nos encontramos a Carlos y sus huestes. Emilio se avalanzó sobre ellos y les dijo: «os sobra algo de comer, llevo desde el desayuno sin comer nada …». Saciado ya, recuerda son conocidos y procura tener un detalle de agradecimiento para con ellos. Carlos vista la situación que presentamos prefiere ignorarnos y hacer como que no nos conoce. Así es. No tardaron en desaparecer. Nos dejaron, eso sí, la comida que les quedaba y creo recordar que nos preguntaron si queríamos que nos pidiesen una cena tarde. ¿Por qué sería? Al día siguiente nos contaron que se fueron a Segovia en taxi.
Averiguamos dónde salía el autobús y a qué hora. Nos sobraba tiempo. Acabábamos de perder uno. Decidieron que era la hora de ajustar las cuentas. Había una deuda pendiente: la cerveza apostada. Aprovechamos también para comer. Cerveza, chocolate, pasas y manzanas fue toda la comida-aperitivo. Desde luego, no fue todo lo abundante que hubiéramos deseado.
Al ir a pagar las cervezas Miguel vió en el interior de la mochila una luz muy brillante. «Una luciérnaga, se me ha metido en la mochila una luciérnaga», exclamaba. Al intentar sacarla del interior cual fue su sorpresa cuando comprobó que la citada luciérnaga no era ni más ni menos que la linterna que se negó a lucir en toda la noche anterior.
Para calmar los ánimos fuimos a visitar los jardines de La Granja de San Ildefonso que han pertenecido hasta hace poco a todas las dinastías reales para su uso y disfrute. Al entrar nos empezó a seguir el guarda. Tras unos intentos fallidos de esquivarle nos alcanzó. Nos dijo: «no están permitidos los bultos en este recinto, si hicieran el favor, me podrían acompañar hasta este almacén y guardarlos allí durante la visita». Como era una buena idea la aplaudimos y le acompañamos. Dejamos las mochilas y cinco pesetas a cambio de una monedilla de plástico con un número impreso en ella. Un jardinero nos estuvo contando cosas acerca de los jardines. Emilio y Manolo se pasaron toda la visita imitando posiciones de las estatuillas de las fuentes. Se nos acabó el tiempo, fuimos a por las mochilas y los demás bártulos. Les dimos la monedilla y a cambio nos dieron todos los bultos que habíamos dejado. Pedro estaba algo perplejo y antes de que preguntara nada nos lo llevamos a rastras. Quería saber por qué no se nos había devuelto también las cinco pesetas …
Llegamos a la ventanilla del autobús. No quedan billetes. Hay que esperar al próximo. Como el próximo era al día siguiente Ramón, hombre de experiencia, supo utilizar métodos que al tratar con hispanos son infalibles. Efectivamente, qué casualidad, quedaban ni más ni menos que seis billetes por vender … Todo resuelto. Subimos al bus y llegamos a Segovia hacia las 7.30. De nuevo la experiencia triunfó sobre la audacia de Emilio. Quedaban diez minutos para que saliera el tren. En un tramo de 200 metros se preguntó a casi todo el mundo si realmente íbamos bien para llegar a la estación. Emilio en la carrera se adelantó un poco y entró en una tienda para comprar vino, pan y chorizo. Pidió medio kilo de chorizo y al ver que la señora empezaba a cortarlo a rodajas se impacientó.
Llegamos a la estación corriendo. Emilio con la comida recién comprada. El último tren a Madrid del día ya entraba por el andén. José Carlos va a distraer un poco al maquinista dándole conversación. Manolo al jefe de la estación. Pedro introduce las mochilas lo más lentamente que puede. Ramón está pagando todos los billetes. Y Miguel está rellenando el cupón para que le hagan el descuento por ser de familia numerosa. Todos esperando a que Miguel rellene el cupón en cuestión. Finalmente, subimos todos al tren.
Comimos lo que compró Emilio y después de estar parados a la luz de la Luna y a unos 20 kilómetros de Chamartín unas cuantas horas llegamos a Madrid con un retraso ya usual en las líneas de ferrocarril españolas.
Esperamos el autobús unos tres cuartos de hora y al ver que no pasaba preguntamos al conductor de otra línea que sucedía. Nos confirmó lo que nos suponíamos. El último pasó a media noche y ese autobús era también el último y nos dejaba a mitad de camino. Hubo que hacer un último pequeño paseo a pie para llegar.
Una vez nos abrieron la puerta, cosa que se logró despertando a medio colegio mayor, nos duchamos en los vestuarios y cenamos ya al fin. Tranquilamente.
José Carlos una vez lo dejamos en la estación también tuvo sus problemas para llegar a casa. Nos contó que se pasó más de media hora tirando piedrecitas. Trataba de advertir a sus padres y hermanos que había llegado. El portero automático había decidido no funcionar esa noche.
A las tres de la madrugada se había acabado la excursión, una excursión que difícilmente se borrará de nuestro recuerdo. Acabo con unas palabras esta crónica de la excursión de «huertopavones», las decían en el inicio de un programa de TVE, lo hemos visto todos alguna vez, decía: «… el hombre es el único animal de la Tierra capaz de tropezar dos veces en la misma piedra, y a pesar de esto, ¿por qué no le damos una segunda oportunidad?».
© Miquel J. Pavón i Besalú. Año 2.000.
Publicado el noviembre 10, 2010Autor Miquel J. Pavón BesalúCategorías 2000, Alpinismo, Guadarrama, Montañismo, SenderismoEtiquetas 100%, 200, 2430, absoluto, abundante, acompañar, aconsejaron, actividad, advertir, agradable, agradecimiento, agua, alcanzó, alegría, almacén, altas, altercados, ambiente, amotinar, andar, andén, animal, animales, anochecer, anterior, antiguo, aperitivo, aplaudimos, apunta, árbol, argumentación, argumento, ascensión, asombrado, áspera, atajo, atención, atrás, autobús, automático, avalanzó, avanzando, bajada, bártulos, bebimos, Biafra, billetes, bombilla, bosque, botas, botella, bravos, brazalete, brilla, bruto, buana, bultos, bus, cabaña, cabeza, cachondearse, calzado, cambio, camino, campamento, campaña, camuflaría, capacidad, carretera, castellana, casualidad, cena, cenar, centro, cercano, Cercedilla, cerciorarse, cerro, cerveza, chalets, Chamartín, chocolate, chorizo, cima, cinco, circunvala, cisco, clima, coche, cocineros, colchonetas, colegio, colina, collado, comedor, comentarios, comer, comida, comidas, comitiva, comprada, común, conductor, conoce, conocer, contemplar, contraria, contrario, convencer, conversación, conviene, coronando, correr, corriendo, cortísimo, corto, Cotos, crédito, crestear, crónica, cruzamos, cuentas, cuidado, cupón, democracia, derecha, desafortunados, desaparecer, desapunta, desayunamos, desayuno, desconfianza, deseado, despertar, detalle, deuda, devuelto, día, diálogo, dinastías, dirección, disfrute, disposición, dispuestos, distraer, distribuimos, disturbios, doce, dormido, dormir, Dos Hermanas, duchamos, durmiendo, educación, eléctrico, empieza, encargado, encendieran, encima, enfado, enorme, equipo, equivocado, escape, españolas, espléndido, esquivarle, estación, estatuillas, estrellas, estudiantes, exacta, excepcional, exclamaba, excursión, existe, expedición, expedicionarios, experiencia, explicar, extraño, fabulosa, fabulosamente, fácil, fallidos, fama, favor, ferrocarril, festival, fila, física, frío, frontal, fuente, fuentes, funcionar, fundido, funicular, ganado, gente, gentes, geografia, gestión, gratísima, grito, grupos, guarda, guardarlos, guasas, guerrilleros, habitual, hermanos, herradura, himaláyica, hispanos, hombre, hora, huerto, Huertopavones, huestes, humor, Icona, ignorarnos, impacientó, imposibles, impresiones, impreso, incidentes, india, indumentaria, infalibles, información, insistentemente, instaladas, instalados, instante, intercambiaron, interés, interior, interroga, inverosímil, invirtiendo, jardinero, jardines, jefes, julio, justicia, La Granja, La Granja de San Ildefonso, ladera, lagartija, laguna, Land Rover, Lavapies, líneas, linterna, llano, llena, lógico, luces, luciérnaga, lucir, lugar, Luna, luz, maderas, Madrid, magnífico, manifestación, mano, mantas, mantuvimos, manzanas, maquinista, marcas, martes, matojos, mayo, mayor, medianoche, merendar, Meseta, métodos, metros, milímetro, Millán Puelles, minutos, mitad, mochila, mochilas, momento, monedilla, montaña, monte, motivados, nada, nadie, noche, normal, nota, noticias, nuestra, número, nunca, OJE, opiniones, oportunidad, organizó, orientar, oye, paciencia, padres, pagando, paisaje, paradas, participar, pasas, pedido, Peñalara, pendiente, pequeñeces, perderse, pereza, perezoso, perfectamente, pernoctar, personal, pesetas, piedra, piedrecitas, pijama, pinchos, plana, plantado, plantas, plástico, playeras, poco, podremos, políticas, ponía, portero, posibilidad, posibles, poste, precedido, pregunta, preguntar, preparamos, presencia, primero, principio, problemas, profesores, prometido, pronto, próximo, pueblo, puesto, puntualidad, quedaba, raje, rápidamente, rapidez, rastras, rato, reales, rebosar, recinto, récord, refugio, repasar, residentes, resonancia, resto, resuelta, resuelto, resurgió, reunimos, riachuelo, rodajas, rodea, ruido, saciado, Segovia, segunda, seis, señor, señora, sensacional, sentido, siete, silencio, situación, Sol, somete, sorpresa, suficiente, susodicho, tacos, tales, tarde, tartera, taxi, temor, tertulia, tiempo, tienda, tiendas, Tierra, titanes, toro, toros, totalmente, tranquilamente, transfondo, tratamos, trayecto, treinta, tren, tropezar, túnel, TVE, último, unánimamente, urgencia, usual, vacío, vacunos, valla, vaqueros, vecina, vegetación, vela, velocidad, vender, vestuarios, viaje, vino, visita, visto, votos, vulgares, zigzags1 comentario en Del monte en la ladera por mi mano tengo plantado un huerto

Victoria en el Gourgs Blancs -3175 m-

ESTA CRÓNICA HACE REFERENCIA A UNA DE LAS EXCURSIONES MÁS DELICADAS DEL CAMPAMENTO TAGA XVI SITUADO EN BENASQUE. EL GUÍA ES PK CON ÍNTIMA COLABORACIÓN DE JAUME C. Y DE JOAN C.
Domingo día 26, penúltimo día de campamento.
Son las 9.30 cuando PK y Esteva D. toman café con leche en el bar «La Renclusa» de Benasque después de un merecido descanso de nueve horas en el «xalet» del hotel del Sr. Valero. El día es magnífico y se prevee buen tiempo. Pero PK oye una notícia que conmueve la vida del alpinista: allí arriba, en el collado Maldito, hay un alemán accidentado. Lleva allí un día y no se sabe bien si tiene una pierna rota o un golpe en el cráneo. Su mujer está con él y parece que el helicóptero no puede rescatarlo porque la niebla se ha quedado aislada en esa zona. No supimos nada más al respecto.
Para hacer un poco de ejercicio y ganar tiempo PK y Esteva D. van andando a Anciles cuando son las 10.30. De Benasque a Anciles hay unos dos kilómetros. Cuando llegan los campamentarios a Benasque son casi las 12.00. Ahora ya podemos empezar a hacer los preparativos de la próxima excursión. «Esta excursión, dice el guía, ya que el tiempo será favorable y permanecerá casi seguro de nuestra parte tiene que desarrollarse con una perfecta organización».
A pesar de que intentamos agilizar la salida, después de muchas idas y vueltas al campamento, salimos de la presa de Estós a las 3.15 de la tarde y de una cota de unos 1300 metros.
Hay tanta alegría como apetito. El guía dice que es mejor no comer nada, de momento, ya que más tarde agradeceremos esa medida y así fue. Se filma una película con ilusión y oportunidad. Por el refugio de Santa Ana pasamos a las 4.00 y hacia las 5.15 aterrizamos en Turmo (1750 m). La cabaña está limpia de personal pero hay en ella mochilas. Esto quiere decir que todavía hay gente que la utiliza para pernoctar. Ahora sí que comemos nosotros y lo hacemos con un «xai a la llosa», pan con tomate, un vino fresco y un zumo de pera que no te lo puedes imaginar lo rico que está. Salimos de Turmo a las 7.00. El camino es muy bonito y sentimos mucho que no haya mucha gente que pueda contemplar este valle, tan fascinante, en unos momentos de tanta camadería, alegría y bienestar. Si alguno de nosotros fuera poeta se quedaría solo al describir la preciosidad de este atardecer.
A las 7.30 estamos entrando en la bonita altiplanicie del refugio. En él vive el «valencià» y su familia. PK tiene una larga conversación con él. Podemos rebajar los precios aunque salimos poco contentos del trato que se nos ofrece en este refugio de la FEM. Para no ser negativos, siempre positivos, pasaremos por alto comentar algunos detalles. A las 8.15 vamos todos al «camerí» que nos han asignado para que durmamos en él. Mientras tanto esperaremos la poca sopa que nos hace el «valencià». Después de la simbólica sopa Joan C. sin cortarse un pelo corta el riquísimo jamón con mucha destreza. Cenaremos, pues, muy bien. Hacia las 10.00 y después de jugar a indios, dartañans y otros juegos tan o más arriesgados con el hijo del «valencià» y Ferran F. como principales protagonistas optamos por lanzarnos a las colchonetas y «mira-aviam» quién es el primero en despertarse y despertar a los demás.
Lunes día 27, último día del campamento.
¿Quién podría sospechar lo que nos acontecería ese día?
Es, como siempre, PK el que nos hace levantar a las 4.15. No nos podemos quejar pues nos ha dejado ni más ni menos que seis horas enteras para descansar. Está todo oscuro. Da miedo. Y, lo que es peor, la puerta está cerrada con llave y no hay ni rastro del «valencià» por ninguna parte. No se ve a nadie que nos pueda abrir la puerta. Pero, para estos casos tenemos a Joan C. que resuelve lo que no se puede resolver y sin magia. Sencillamente sale del refugio por la ventana y lo abre desde fuera. Ahora no conviene detallarlo simplemente diremos que a las 4.55 empezamos a andar a 1835 metros de altura. «Compañeros de aventuras, dice PK, un gran hombre no se queja de la falta de oportunidades, tal y como dice un refrán, pero hoy es al revés: sin grandes hombres hoy tenemos la gran oportunidad». Tenemos ante nosotros que superar casi 1500 metros de desnivel. Hay un desnivel absoluto de unos 1300 metros y luego en el Port D’Ôo habrá que bajar para luego volver a subir. En base a esto PK nos propone: «Seguid el compás que os marque, ¿vale?». Es ejemplar como en tan pocos días de montaña estemos unidos en las ideas básicas. Todo el mundo está pendiente de los demás y, aunque sólo sea por esto, tiene sentido el que estemos dónde estamos.
El guía dirije el grupo con tanta armonía como silencio y seguridad. La negrura del ambiente parece que sea un aliciente para superar las primeras dificultades. Con la débil luz de las linternas vamos descubriendo las «montjoies» como si fuesen ellas quienes se acercaran a encontrarnos. El camino no es regular y así en algunos tramos planea y en otros se mete entre las piedras de tal forma que te obliga a pasar por el mismo torrente del Gías cosa que habrá que hacerlo muy amenudo.
La suerte nos acompaña y a las 6.15 cuando el día lucha para dar sus primeros rayos de luz nos paramos. Estamos a unos 2300 metros y empezamos a desayunar y a estudiar el primer punto conflictivo de la excursión. Cerca de aquí nos despistamos en el año 1976 y acabamos coronando el Pico Gías. De esta excursión todavía nos debe Pep G. una crónica como las que él sabe hacer. Desayunamos café con leche, queso del valle de Benasque (que se acordó por mayoría que era más bueno que caro a pesar de que es muy caro), galletas, mermelada y no sé que más. A las 6.50 reemprendimos la marcha e hicimos bien. Muy pronto después de avanzar en línea y formando tres grupos alcanzamos el segundo ibón de Gías a eso de las 8.00 de la mañana y ya estamos a unos 2650 metros. Conviene decir que de vez en cuando subía la niebla que se formaba «in situ» y se dispersaba muy deprisa. A PK, esto, lo tiene muy sorprendido aunque no le preocupa de momento.
Por fin, a las nueve en punto franqueamos el tan conocido, en el ambiente montañero, Port d’Ôo. Majestuoso lugar donde se divisan los soberanos de la escalada del Pirineo: Maupás, Crabioules, Lézat y el Royo, más al SE, con la espalda del Perdiguero que le hace compañía. Es impresionante, parece inasequible, la arista del Seil dera Baquo que prolongándose hacia el Perdiguero empieza en el lugar donde nos encontramos.
Pero … ¿nosotros hacia dónde vamos? PK extiende el mapa, lo orienta bien y no le sale por ningún lado el Gourgs Blancs. La Pica Arlaud está a nuestro lado, a nuestra izquierda, a menos de 150 metros de desnivel y como no parece fácil la arista Joan C., Josep Mª F. y Josep R. faldean la pica para adquirir visibilidad y poder identificar los picos que tenemos delante mientras PK hace lo mismo bajando por el glaciar. Había que conseguir ver con claridad cuáles eran los picos que estaban al norte.
Hacia el NW había dos pirineístas de la Francia patria que, por supuesto, no han subido nunca a estas cimas pero a veces se saben sus nombres. PK, procura sin desconectarse de Jaume C. y de los otros ocho, gritando y con un francés muy elemental advertir a la pareja su presencia. «Ce picó que est que celá?» preguntaba PK. «Le Bourdon» le contestan pero no lo entiende. Como no ve todavía al Gougues, que lo tiene ahora al SW, se dispone a subir al Bourdon que al menos tiene 3050 metros. Llama a Jaume C. y a Joan C. para que le sigan pero Joan C. y los otros dos están ya muy arriba y aunque ven al Gourgues no están muy seguros de que lo sea. PK sube al W hacia donde están la pareja de franceses y ve subiendo, al fin, el Gourgues y se encuentra, como le suele pasar, andando por el camino más adecuado para vencer al gigante francés.
Hacia el norte, detrás del Bourdon, está el Belloc que tiene más de tresmil. Nosotros tenemos que ir hacia el SW. rápidamente PK conecta con Joan C., Josep Mª F. y Josep R. El glaciar es cada vez más empinado, PK no lleva todavía los crampones, la nieve ya es casi hielo, la pendiente aumenta y no hay huellas por ningún lado. Son las 10.00 queda por hacer la chimenea y parte del glaciar. ¿Cómo acabará esto? A medida que va pasando el tiempo la cosa se pone más difícil. Jaime C., Joan S., David R., … van subiendo detrás, encordados y encramponados. Un misterioso ambiente de perplejidad aborda a Jaime C. y a los demás que conocen bien a PK. No tienen motivos pero es así. ¿PK no se decide a abandonar ya? No se entiende, piensan. PK cree que con el equipo que llevamos podemos llegar a la base de la chimenea y una vez allí estudiar sus características de cerca.

El glaciar se pone casi a 45 grados y nos vemos obligados a cruzar. Un patinazo aquí parece que no tenga fatales consecuencias. A pesar de todo empiezan las sugerencias, consejos y, al final, órdenes. PK con agilidad se pone en el nudo de la chimenea. Ve que se puede subir. Lo que no está tan claro es que se pueda subir tal como vamos, en caravana, al haber un inminente peligro de desprendimiento de piedras. Los peligros son pues, en primer lugar, el tránsito hielo-piedra que es fundamentalmente incomodísimo y la única solución y salvación viable es situarse literalmente en el lomo de la rimaya, con equilibrio, quitarse un crampón, agarrarse a la piedra, quitarse el otro crampón y grimpar rápidamente para no estorbar a los demás. Caso aparte es la cordada que PK no sabe bien cómo deshacerse de ella con éxito. Y el segundo peligro es realmente el desprendimiento de piedras que empieza justo en el momento que hay integrantes del grupo subiendo por la chimenea puesto que la roca está muy, pero que muy, descompuesta.
PK va viendo como el riesgo más relevante es el desprendimiento de piedras puesto que alguna puede ocasionar un accidente grave. Josep Mª oye el monólogo del guía: «Yo no quería, pero tengo que bailar un compás que desconozco y para ello voy a intentar poner mis cinco sentidos …». Se consiguió gracias a Jaume C. y Joan C. artícipes del éxito. » Pero nunca más aquí puede subir tanta gente junta … ¿por qué?».
No cabemos. Nos encontramos todos en la chimenea. A más de 3000 metros. Esperando que pase algo. De un momento a otro. La paciencia de Jaume C. con su estilo perfeccionista infunde ánimo en el ánimo de los doce y ello hace posible que lleguemos a la cresta. Amenudo PK preguntaba a Josep Mª F. «¿Todavía estamos todos? ¿Y vivos?». «Sí, vamos bien», le contestaba Josep Mª F.

A las 11.15 llegamos a la cumbre del Gourgues Blancs después de una cresta fácil. Ya estamos arriba y es difícil apreciar si el ánimo refleja más la extraordinaria belleza del paisaje o el trozo de chimenea que nos queda, ahora de bajada, que es peor. Joan C. trae todos los piolets creyéndose que nos tenemos que bajar por otro lado y junto con Jaime C. se entabla un rápido y acalorado diálogo con PK. PK dice a éstos: «bajar por dónde decís es un ridículo suicidio, mientras me encuentre bien, procuraré evitarlo y no quiero oír hablar más acerca de esto.».

Se hace un gran silencio mientras observamos la lápida de Jean Arlaud que murió en la cresta dónde nos encontramos.
A las 11.45 después de un desayuno muy calórico PK amenaza que tenemos que regresar. A la gente le cuesta moverse y las órdenes y los consejos se empiezan a oír con frecuencia. PK, Josep Mª F. y algún otro llegan a la brecha a las 12.00. Aparece, como siempre la niebla y da a la desgrimpada un ambiente algo tétrico. Describir la bajada por la chimenea puede ser algo largo. Me limito a decir que Joan C. quiere instalar una cuerda fija y el guía dice que sería inútil. Jaume C. está bajando a Joan S. y a David R. Ferran F. baja tranquilamente. Joan P. no dice nada. Isidre D. parece que esté temblando. PK está muy impaciente porque no ve nada claro y menos ahora que estamos inmersos en la niebla. Joan C. con la niebla y la cuerda todavía tiene humor de hacer payasadas.
Las dificultades son obvias. Y en esta situación hay quien tiembla y pasa lo que era más que probable: un desprendimiento de piedras. Con mucho ruido se oyen gritos al abismo. Más gritos. Órdenes.
Estremecimiento. Un desplome en toda regla. «¡Piedra! ¡Piedra! …» Y una gran losa cae sobre la cuerda. La corta en dos. Justo se desmenuza sobre nuestras cabezas. PK en ese momento ya se encontraba en la rimaya. Josep R. y Josep Mª estan en el glaciar en una situación algo comprometida. Pero la lluvia de pedruscos pasó entre los tres sin herir a nadie. Realmente es un milagro. Hasta las 13.15 sufriremos todavía un poco más. La cuerda rota es providencial porque así se pudo formar dos cordadas y obstaculizar menos el tránsito por la canal. Delante PK, Josep Mª F. y Josep R. y detrás otra cordada con Joan C. y los demás.
A las 13.25 se oye incluso cantar. Ya estamos fuera del peligro. Ahora sólo falta que incluso se vaya la niebla cosa que no tardará en suceder y a las 13.45 estamos de nuevo en el Port D’Ôo. Hace de nuevo un día espectacular y empezamos a celebrar y saborear las mieles de la victoria.
En una hora y media llegamos al refugio, de 13.45 a 15.15, es todo un récord. Hacemos 1050 metros de desnivel en seis cuartos de hora y eso que hay mal camino.
Jaime C. dice que ha perdido las llaves del coche. Saulo que se ha quedado en Benasque al dolerle el pie, y por culpa del fútbol, no llamará al Sr. Costa para que venga a buscarnos por un simple descuido … En fin, en pocas palabras, empezamos a saborear las miserias de la civilización. Un momento, … PK dice que esto tiene solución y, efectivamente …, por ejemplo Josep R. encuentra las dichosas llaves.
A las 4.00 salimos y a las 5.15 llegamos a la presa de Estós. Estamos muy contentos y, lógicamente, algo sorprendidos del pico al que hemos subido cuando vemos, de reojo ya, la majestuosidad del Gourgues.
Después de hacer compras y visitar enfermos vamos al campamento a celebrarlo con una fabulosa cena y cava para conmemorar el primer «tres mil» de algunos, la alegría de estar de nuevo todos bien de salud y con una animada tertulia recordamos estas horas que difícilmente se borrarán de nuestro recuerdo.
Componentes: PK, Jaume C., Joan C., Josep Mª F., Josep R., Ferrán F., Joan S., Rafa D., Joan P., Esteva D., David R. y Josep C.
© PK. Año 2.002
Publicado el noviembre 10, 2010Autor Miquel J. Pavón BesalúCategorías 2002, Alpinismo, Montañismo, Pirineos, SenderismoEtiquetas 1300, 150, 1500, 1750, 1835, 1976, 2300, 26, 2650, 3000, 3050, 45, abandonar, abismo, aborda, abre, absoluto, acalorado, accidentado, accidente, acercan, acompaña, acontecería, adecuado, adquirir, agarrarse, agilidad, agilizar, aislada, alegría, alemán, aliciente, alpinista, altiplanicie, ambiente, amenaza, amenudo, Anciles, andando, animada, ánimo, apetito, apreciar, arista, armonía, arriba, arriesgados, artícipes, asignado, atardecer, aterrizamos, aumenta, avanzar, aventuras, bailar, bajada, bajando, bajar, bar, básicas, belleza, Belloc, Benasque, bienestar, bonito, borrarán, Bourdon, brecha, buen, bueno, cabaña, cabemos, cabezas, café, calórico, camadería, camerí, camino, campamento, canal, cantar, características, caravana, caro, casos, celá, celebrar, celebrarlo, cena, cenaremos, cerca, cerrada, chimenea, cimas, cinco, civilización, claridad, claro, coche, colaboración, colchonetas, collado, comemos, comentar, comer, compañeros, compás, componentes, compras, comprometida, conflictivo, conmemorar, conmueve, consecuencias, conseguir, consejos, contemplar, contentos, contestaba, contestan, conversación, conviene, cordada, corta, cortarse, cota, Crabioules, crampón, crampones, cráneo, cresta, creyéndose, crónica, cruzar, cuartos, cuerda, cuesta, cumbre, dartañans, dejado, delicadas, deprisa, desarrollarse, desayunamos, desayunar, desayuno, descansar, descanso, descompuesta, desconectarse, desconozco, describir, descubriendo, descuido, desgrimpada, deshacerse, desmenuza, desnivel, despertar, despertarse, despistamos, desplome, desprendimiento, después, destreza, detallarlo, detalles, día, diálogo, días, difícil, dificilmente, dificultades, dispersaba, divisan, dolerle, domingo, dos, durmamos, ejemplar, ejercicio, elemental, empezar, empinado, encordados, encramponados, encuentra, enfermos, entabla, enteras, entiende, equilibrio, escalada, espalda, espectacular, esperando, estamos, estilo, estorbar, Estós, estremecimiento, estudiar, excursión, excursiones, éxito, extraordinaria, fabulosa, fácil, faldean, familia, fascinante, fatales, favorable, FEM, fija, formando, francés, Francia, franqueamos, frecuencia, fresco, fundamentalmente, fútbol, galletas, ganar, Gías, gigante, glaciar, golpe, Gourgs Blancs, Gourgues Blancs, gracias, grados, gran, grave, grimpar, gritando, gritos, grupo, grupos, guía, helicóptero, hielo, hielo-piedra, hijo, hombre, hora, hotel, huellas, humor, ibón, idas, ideas, identificar, ilusión, impaciente, in situ, incluso, incomodísimo, indios, infunde, inmersos, inminente, instalar, integrantes, intentamos, intentar, íntima, inútil, izquierda, jamón, Jean Arlaud, jugar, kilómetros, La Renclusa, lanzarnos, lápida, larga, largo, leche, levantar, Lézat, limito, limpia, línea, linternas, literalmente, llave, llaves, llosa, lomo, losa, lucha, lunes, luz, magia, magnífico, majestuosidad, majestuoso, maldito, mapa, marcha, marque, Maupás, mayoría, medida, merecido, mermelada, metros, miedo, mieles, mira-aviam, miserias, misterioso, mochilas, momento, monólogo, montaña, montañero, montjoies, motivos, mujer, mundo, nada, negativos, negrura, niebla, nieve, no, nombres, norte, nosotros, noticia, nudo, obliga, obligados, obstaculizar, obvias, ocasionar, oportunidad, oportunidades, órdenes, organización, orienta, oscuro, paciencia, paisaje, palabras, pan, paramos, pareja, patinazo, patria, payasadas, película, peligro, pelo, pendiente, penúltimo, peor, pera, perdido, Perdiguero, perfeccionista, perfecta, pernoctar, perplejidad, personal, Pica Arlaud, pico, Pico Gías, piedra, piedras, pierna, piolets, pirineistas, Pirineo, planea, poeta, Port d'Ôo, posible, positivos, precios, preciosidad, preocupa, preparativos, presa, primer, primeras, primero, primeros, principales, probable, pronto, protagonistas, providencial, próxima, puerta, quedado, quedaría, queja, quejar, queso, quiero, rápidamente, rápido, rastro, rayos, rebajar, récord, reemprendemos, referencia, refrán, refugio, regla, regresar, regular, relevante, rescatarlo, resolver, respecto, resuelve, revés, rico, ridículo, riesgo, rimaya, riquísimo, rota, Royo, saborear, salida, salud, salvación, Santa Ana, seguid, segundo, seguridad, seguro, seguros, sencillamente, sentido, sentidos, silencio, simbólica, simplemente, situación, situado, situarse, soberanos, solo, solución, sopa, sorprendido, sorprendidos, subir, suerte, sugerencias, suicidio, superar, supuesto, Taga, temblando, tertulia, tétrico, tiempo, tomate, torrente, tramos, tránsito, tres, tresmil, trozo, Turmo, utiliza, Valencia, valle, ventana, ver, viable, victoria, vida, vino, visibilidad, visitar, vueltas, xai, xalet, XVI, zona, zumoDeja un comentario en Victoria en el Gourgs Blancs -3175 m-

Flatus vocis

29 de febrero de 1976: PUIGMAL (2913 m).
Semana llena de trabajo y exámenes pero de días maravillosos y noches frías. Nada puede impedir algo cuando se desea de veras, cuando se quiere ir a la montaña de verdad. Así como ni MP, ni Josep Ma., ni Paco G., ni PK, ni yo mismo hemos estado nunca en el Puigmal decidimos subirlo a pesar de todas las adversidades.
Para ir a Nuria hay que coger el cremallera o las piernas. Descartada la primera posibilidad por los retrasos y producto de las numerosas curvas de las carreteras de la provincia de Girona, que son los mareos de Miguel y Josep Ma, decidimos subir andando. Dado que casi oscurece, finalmente, nos esperamos en la estación de Queralbs con el objeto de coger el último cremallera. Llega casi una hora más tarde. Mientras esperamos hacemos la sopa pasando la mano por la cara a una chica que, posiblemente por el hambre, se ha dado cuenta que el agua ya hervía y que debíamos tirar ya los polvos. Ya aquí empezaremos a ver que los «xavas» tienen mucho de «flatus vocis» y pocas obras.
Llega el primer cremallera: sólo se puede subir al primer vagón y debemos esperar al segundo. De la gente que se espera hay de todos tipos. Predominan los barbudos y, en cuanto al equipaje, hay quienes llevan esquís, esquís cortos, piolet, bastón o incluso quien no lleva nada. Eso sí: todo el mundo lleva más ganas de hablar que dormir. Llega el segundo cremallera y podemos subir los cinco, entre empujones, a un mismo vagón aunque deberemos hacer el viaje de pie. Cuando se acerca el cobrador hemos de retirar las mochilas para, una vez ha pasado al siguiente vagón, volverlas a dejar en el mismo sitio. Crece la impaciencia. Los «xavas» ven candelas de hielo y nieve y sólo miran cómo se lo pueden hacer para cogerlas. De vez en cuando una señora logra estirar una candela y luego se la pasan, de unos a otros, como si fuera un gatito (por cierto una niña llevaba uno de felpa que incluso lo acariciaba). Otro impaciente abre la puerta y se divierte pasando el pie por la nieve: parece que no deja marca. Por fin cruzamos el último túnel y aparece el valle de Nuria nevado y desnudo. Nos apresuramos a bajar del tren para ir a buscar sitio al refugio a la carrera.
Siguiendo a los que han bajado antes que yo llego al primer refugio que encuentro. Antes de dormir, o de pretenderlo, hay que pagar porque me parece que sino nadie pagaría. Imagínatelo, si pagando para dormir, y por anticipado, ya hay quien no duerme en toda la noche: si no cobran por anticipado ya seguro que nadie dormiría. En el refugio hay 25 «xavas» que piensan subir al Puigmal o al Infierno y nosotros. Hay una estufa que calienta bastante, tres pisos de literas, dos mesas con sus respectivos bancos y un par de taburetes. Extendemos los sacos y vamos al bar.
Decidido y descarado el camarero no nos hace esperar y nos apaga pronto la sed. Con cuatro gritos se acercan las bebidas volando o rodando por el mostrador. El panorama del bar tiene mucho amarillo y rojo. Quiero decir que hasta hace bien poco llevar tirantes o elásticos era pasado de moda y ahora ya resulta que no lo es y, sobretodo, si éstos forman la bandera catalana. Esto también son «flatus vocis» o apariencias puesto que de patriotas lo tienen muy poco o nada dado que para criticar ya se sabe que son muy buenos y para ensuciar con sus palabras o papeles todavía lo son más.
Volvemos al refugio. Es una delícia contemplar el valle desde el lago helado que gracias a personas que son más patriotas, que de los que criticábamos anteriormente, hoy no cubre todo lo que es la explanada del Santuario.
Antes de acostarnos preparamos las mochilas y tres catimploras con limonada, naranjada y leche que nos irán muy bien. Lo que no nos irá tan bien es lo del dormir.
Después de suplicar, buena parte de los que pretendíamos dormir, el silencio y que apagaran la luz un buen corazón la apaga, hecho que deberá repetir tres o cuatro veces más ya que una vez la luz estaba apagada al poco la volvían a encender. Aún y con la luz apagada el diálogo continuaba si bien se limitaba a unos círculos más reducidos y sin conexión. Una de las múltiples súplicas de silencio fue por una causa muy sugestiva: «¡por las barbas de San Juan!» y la carcajada conectó, de nuevo, los diálogos que se entonaron más vacíos y sensuales que hasta el momento. Los de nuestro lado izquierdo trataron, equivocadamente, de «valencianets» a los de la otra parte del refugio. Cerraron la boca pero no tardaron en repetirlo sensualizado. La respuesta no se hizo esperar con un «-¿fal.là galego?-» pero resulta que hablan catalán como ellos y más valdría que no lo hablen para ensuciarlo como lo hacen.
Entre las múltiples cosas, de todos tipos, que han pasado esta noche merece señalar que unos la han aprovechado para escalar la pared de la iglesia y los del compartimento contiguo después de hacer durante bastante rato de coro a una guitarra han hecho de coro al diálogo puesto que no han parado en toda la noche.
A las tres salía un servidor al lavabo y contemplar el cielo, más estrellado que nunca, y al cabo de dos horas estaba desvelado otra vez. A las seis menos cuarto se levantan nuestros vecinos por lo que nosotros también adelantamos nuestra salida. Con cuatro zancadas subimos, con nieve dura, hasta el Collet Verd. Allí presenciamos la salida del Sol y comemos alguna cosa. Después continuamos por la Coma de l’Embut. La nieve es dura. Cruzamos el río dos veces. Se ve el río aunque cubierto de nieve. También se ve detrás nuestro como vienen dos grupos más. Un poco más arriba nos apercatamos que hay una tienda plantada sobre la nieve. Salen cuando pasamos nosotros por allí. Llegamos hasta el pluviómetro. Aquí, una vez más, se ve la incultura y la falta de educación de mucha gente: hay un agujero bastante grande hecho con un golpe de piolet además de estar envuelto de firmas que muestran el afán de los excursionistas de dejar un rastro por allí por donde pasan. Medio cubierta por la nieve hay una cruz último recuerdo de alguna víctima anónima de la montaña. Mirando atrás ya se dominan los valles del Nou Creus, Nou Fonts, Eina y Finestrelles.
A Paco le empieza a doler una pierna debido a que ayer en la estación tropezó con un escalón. Es por ello que debemos subir muy despacio parando amenudo y descansando. Menos mal que llevamos la limonada y podemos beber un poco al mismo tiempo que hacemos algunas fotografías al Pic del Segre. Ya se empieza a vislumbrar la Cerdanya. A pesar de todo llegamos al Puigmal antes que muchos otros que han subido por lo recto y no les hace daño la pierna. Nosotros hemos seguido las marcas de los crampones de Josep Ma. que también, a veces, se enfilan por lo derecho. Unos han tardado tres horas y tres cuartos para subir y nosotros cuatro horas y cuarto contándolo todo.
La vista es maravillosa a pesar de que no se divisen las montañas de Lleida aunque sí todas las de Girona: Taga, Balandrau, Gra de Fajol, Bastiments, Costabona, Infern, Torreneules, y, Nou Creus, Nou Fonts, Pic d’Eina, Torre d’Eina, Finestrelles, Pic del Segre, es decir, toda l’olla de Nuria. A parte, el Canigó, el Carlit, el Puigpedrós, la Tossa Plana de Llés, Pic de la Muga, cercle d’En Valira, el recortado macizo del Cadí, el Pedraforca, la vall de la Molina con la carretera blanqueada, etc. Todo una ristra de preciosidades que si nos hubiéramos quedado en el refugio, como muchos, ahora no veríamos si vale la pena cansarse un poco. Incluso a Paco por unos momentos no le hace daño la pierna y podemos hacer algunas fotografías.
Es tarde y debemos bajar. Ahora la nieve está blanda y de vez en cuando te hundes. Hace un Sol que quema y hay que quitarse el jersey. Los de la tienda ya la han doblado y nos adelantan. Resbalo en una ocasión. Paco tiene sed y se queda atrás. Cuando llego al collado, desde donde hace bien poco me habían gritado mis amigos, oigo tocar las campanas. En diez minutos llego a Nuria.
PK y Paco bajan en el cremallera mientras los demás lo hacemos a pie por la vía. Los túneles son un poco oscuros pero lo más destacable que hay son las cascadas de hielo como la de Fontalba. Pero los hombres somos un poco despistados y después de preparar la máquina para la foto la cierro sin disparar. Comemos y en un poco más de una hora llegamos a Queralbs. Nos cambiamos y bajamos a comer a Capdevànol desde donde se ve el Puigmal que lo hemos subido un 29 de febrero de 1976 cosa imposible de repetir hasta el año 1980: ¡vale la pena!
Flatus vocis, paraules nues;
paraules buides, sense sentit,
escopinyades esgarrifoses
que de la boca hauran sortit,
sense pasar per la ment buida
ni per el cor de brut vestit.
Saben on van, també d’on venen;
miren lo fet i el que han de dir,
puix ho faran en la mesura
que llurs ulls nets hauran medit.
Si el camí és llarg, partim ben d’hora
i arribarem tard o aviat,
peró si la mandra ens amortalla
ni tard ni aviat començarà,
per pujar amunt cal sortir d’hora
si no és avui, menys ho serà,
any bisiest, febrer que ets fora
dalt del Puigmal t’he acomiadat …
© Joan Fort i Olivella y traducido al castellano por Miquel J. Pavón i Besalú. Año 2.000.
Publicado el octubre 29, 2010Autor Miquel J. Pavón BesalúCategorías 2000, Alpinismo, Montañismo, Pirineos, SenderismoEtiquetas 1976, 1980, 25%, acariciaba, acomiadat, adversidades, agua, amarillo, amortalla, andando, anónima, anticipado, any, apaga, aviat, Balandrau, bancos, bandera, bar, barbas, Bastiments, bastón, bebidas, bisiest, blanda, boca, brut, buides, Cadí, camarero, camí, campanas, candela, candelas, Canigó, cansarse, Capdevànol, carcajada, Carlit, carrera, carretera, carreteras, cascadas, catalán, catalana, catimploras, cercle, Cerdanya, chica, cielo, cobrador, cogerlas, Collet Verd, Coma de l'Embut, conexión, coro, cortos, Costabona, crampones, cremallera, criticar, cruz, curvas, decidido, derecho, descarado, desnudo, despistados, desvelado, diálogo, días, disparar, dormir, dura, Eina, elásticos, empujones, entonaron, escalar, escalón, escopinyades, esgarrifoses, esquís, estación, estirar, estufa, exámenes, excursionistas, explanada, febrer, febrero, felpa, Finestrelles, firmas, flatus vocis, Fontalba, foto, fotografías, frías, galego, gatito, Girona, Gra de Fajol, gritado, gritos, guitarra, hablar, hambre, helado, hervía, hielo, hombres, hora, hundes, iglesia, impaciencia, incultura, Infern, Infierno, izquierdo, Joan Fort, lago, lavabo, leche, limonada, literas, llarg, luz, mandra, mano, máquina, maravillosa, maravillosos, mareos, medit, mesas, mesura, mochilas, Molina, montaña, mostrador, nada, nadie, naranjada, nevado, nieve, noches, Nou Creus, Nou Fonts, nues, numerosas, Núria, obras, olla, oscurece, pagar, panorama, papeles, paraules, pared, patriotas, Pedraforca, pena, Pic d'Eina, Pic de la Muga, Pic del Segre, pie, pierna, piernas, piolet, plantada, pluviómetro, polvos, posibilidad, preciosidades, primer, producto, provincia, Puigmal, Puigpedrós, Queralbs, rastro, refugio, retirar, retrasos, rodando, rojo, sacos, salida, San Juan, Santuario, sed, señora, sense, sensuales, sensualizado, sentit, silencio, sitio, Sol, sortit, suplicar, súplicas, taburetes, Taga, tarde, tienda, tirantes, Torre d'Eina, Torreneules, Tossa Plana de Llés, trabajo, tren, túnel, túneles, ulls, último, vacíos, vagón, valencianets, Valira, vall, vecinos, verdad, vestit, víctima, vista, volando, xavas, zancadas4 comentarios en Flatus vocis
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